Alguien dijo: Hay quien busca servir y hay quien busca convertir el servicio en escaparate donde exhibirse. No te afanes por mostrar tu valía ni por lucir tus talentos, los tesoros que cada uno transporta brillan en silencio; los genuinos valores no precisan de autobombo ni autopromoción.

¿Poseemos estas cosas, o simplemente las administramos en nombre de Aquel que nos las ha dado?

Tan importante o yo diría que aun mas que el hecho de que sirvas, es la intención con la que lo hagas.

No te lleves de las corrientes del mundo en temas del amor y la amistad.

El hierro se pule con el hierro, y el hombre se pule en el trato con su prójimo.

Esta frase me retumba cada vez que se altera el orden del servicio en mi vida "Es posible servir a Dios sin amarlo pero es imposible amarlo y no servirle".

Estás consiente de que tienes en ti la tercera persona de la trinidad dispuesto a acompañarte en todo el trayecto de tu vida con funciones tan especificas y que a su vez abarcan todo lo que podemos llegar a necesitar y cierra toda brecha a que vivamos buscando recursos externos para satisfacer o tener alicientes momentáneos frente a cosas que Él puede llenar en nosotros de forma completa.

Vigila atentamente tu interior, pues de él brotan fuentes de vida.

El primer trabajo que Dios les dio a los humanos fue administrar y cuidar las “cosas” de Él en la tierra. Este papel nunca ha sido abolido. Es parte de nuestro propósito. Todo aquello que disfrutemos debemos tratarlo como un encargo que dios ha puesto en nuestras manos. Su Palabra dice: “¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué presumes como si no te lo hubieran dado?”.