Para amar no basta con salir a buscar quién te ame y dé sentido a tu existencia, pues es necesario antes amarte a tí mismo en tu realidad, dolor y esencia. Sólo así llegarán las mariposas al jardín que cuidaste antes, el sagrado jardín de tu interior. Puede parecer que "hacemos mucho por nosotros", cuando nuestra agenda se ve llena de estudios, trabajo y deporte, pero no es, sino hasta que nos adentramos al pantano de nuestros miedos y afrontamos nuestras heridas reprimidas o evadidas durante largos años, cuando comprendemos el acertijo de la belleza.