Se nos va de ojo que cerebro y mente mantienen una relación simbiótica que nos lleva a confundir sus funciones.
El cerebro regula el funcionamiento de los órganos internos conforme a su relación con el mundo exterior; y la mente es el pensamiento intelectual y emocional con el que interpretamos la realidad, que surge del proceso de sinapsis de las neuronas cerebrales.
Así, la mente es el resultado del funcionamiento eléctrico del cerebro dónde se forja el concepto del Yo, o como la define la RAE, el potencial intelectual del alma, en línea con la creencia de que el Ego pervive después de la muerte. Para la ciencia, la mente es una función más del cerebro que da sentido y forma al proceso adaptativo de la persona con el entorno, según afirma el catedrático de fisiología humana, Francisco J. Rubia, en su obra <>. Desde esta óptica, no existe ningún alma insuflada por ninguna divinidad, pues la mente, el Ego, el Yo, es un constructo del cerebro para dar sentido a nuestra vida terrena, que no pervive más allá de la muerte cerebral. ¡Que no se te vaya de ojo!