Se nos va de ojo que el cerebro forja en la mente nuestro concepto del Yo y ejerce de válvula reguladora de Mi No Yo, o esa parte que desconocemos de nuestra propia mente, tal y como postuló Aldous Huxley en su obra Las puertas de la percepción.
Mi No Yo que buscamos cuando sentimos la necesidad de escapar de uno mismo o de la crispación del mundo exterior donde nos sentimos, a veces, meros autómatas. Sensación que nos empuja a buscar en nuestro interior otra percepción diferente más gratificante, y alejada de la obviedad de la vida rutinaria.
Búsqueda de lo que unos llaman espiritualidad o la conexión con la divinidad, la mística, o de la experimentación de otras percepciones mediante el ayuno, el aislamiento, la meditación, la apnea voluntaria, las drogas naturales o las farmacológicas. Experimentaciones que anulan el concepto del Ego, del Yo, y abren la puerta a una percepción diferente del sentido de la vida y de estar en mundo, sin las limitaciones que impone la racionalidad formativa del cerebro. Búsqueda que acompaña al Homo Sapiens desde que tomó conciencia de sí mismo. ¡Que no se te vaya de ojo!