“Lamentablemente, el ser humano, una vez que supera el sacudón del acontecimiento vuelve a su costumbre. Es muy difícil que no quede establecido un ritmo de vida que no es el que hemos tenido siempre”.
“Evidentemente, la pandemia tiene un origen desconocido o si se sabe no se difunde demasiado... No se le puede escapar a nadie, de ningún banco de pruebas, un virus que haya provocado y provoque semejante desastre”.
“Los recuerdos de la infancia a uno lo acompañan toda la vida…En mi caso, estuvieron ahí, como una referencia. Cada vez que iba a tomar una decisión importante, estaba siempre… de dónde vengo, quién soy y por qué estoy haciendo esto”.
“Mi padre fue la señal más luminosa que tenía para seguir un camino y, de ninguna manera, me hubiese perdonado defraudar su confianza. Cuando vine a Buenos Aires, si bien era muy chico, ya tenía la firme convicción que debía respetar esa figura tan fuerte y tan potente que era mi padre”.
“Me da vergüenza pensar que alguien puede creer o sentirse el rey. Yo soy un cantante popular, nada más, que he tenido, por suerte y gracias a Dios, la inquietud de escribir mis canciones”.
“Siempre pensaba: “El día que me enamore de verdad, no voy a esconder ese sentimiento porque las discográficas o una productora determinada piensan que el artista no debe comprometerse muy joven. Por esos años se escondía eso, porque querían que el ídolo sea parte del sueño de muchas admiradoras, la ilusión de que podía llegar a ser su pareja. Había muchas especulaciones con eso y a mí nunca me gustó. Yo no voy a disimular lo que soy para que las admiradoras sigan soñando conmigo”.
El día que empecé a filmar una película conocí a una compañera que imaginé como la madre de mis hijos. Lo que se había iniciado jugando, terminó siendo el amor de mi vida. De eso, pasaron más de cincuenta años…Este es un regalo de la vida, un regalo extraordinario… y no vivirlo, es pecado”.