Esto es un extracto de la Tertulia de AutoFM que se emite cada jueves en Onda Cero
Descubrimos el potencial de los combustibles renovables en la reducción de emisiones, de la mano de Inés Cardenal, Directora de Comunicación y Asuntos Legales de AICE (Asociación de la Industria del Combustible de España) antes denominada Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP)
La otra vía para descarbonizar el transporte: los combustibles renovables que ya funcionan
La transición energética europea ha puesto casi todo su peso regulatorio y financiero en el coche eléctrico. Sin embargo, los datos empiezan a demostrar que esa apuesta exclusiva no basta: las ventas avanzan despacio, la infraestructura de recarga crece más lenta de lo previsto y, como efecto colateral, el parque automovilístico envejece. Un vehículo viejo contamina y emite CO₂ mucho más que uno nuevo, cualquiera que sea su tecnología. Y mientras llega la electrificación masiva, existe una solución inmediata —los combustibles renovables— que apenas recibe atención política ni fiscal.
Renovar sin cambiar de vehículo ni de surtidor
Los biocombustibles avanzados (HVO, e-diésel, bio-gasolina, biogás o e-combustibles sintéticos) son 100 % compatibles con el motor de combustión y con las redes de distribución actuales. Pueden producirse a partir de residuos forestales, agrícolas, urbanos o de aceites de cocina usados, sin competir con la alimentación. Para el usuario, repostar es idéntico; para el clima, un litro fabricado con residuos resulta neutro en carbono —o casi— si se computa todo su ciclo de vida.
Según un estudio de NTT Data para la Plataforma para los Combustibles Renovables, elevar en solo un punto porcentual la actual cuota obligatoria de biocomponentes en el diésel español evitaría 800 000 toneladas de CO₂ al año. Sin embargo, hoy la mezcla obligatoria se congela en torno al 11 % y el litro cien por cien renovable paga el mismo impuesto que el gasóleo fósil, encareciendo el producto e inhibiendo la demanda.
El freno fiscal y la paradoja de las ayudas
Mientras las empresas reciben subsidios millonarios para comprar furgonetas o autobuses eléctricos, no existe ningún incentivo a sustituir camiones Euro III o Euro IV por unidades Euro VI ni a llenar el depósito con HVO. “Estamos retrasando la descarbonización”, denuncia Inés Cardenal, portavoz de la plataforma sectorial. “Un parque más viejo emite más CO₂ y compromete la seguridad vial”.
La paradoja es evidente: la legislación persigue vehículos “cero emisiones” en tubo de escape, pero ignora el origen de la electricidad —que en Polonia, por ejemplo, proviene aún en gran parte del carbón— mientras grava igual un diésel fósil que un combustible producido con desechos biológicos.
Industria preparada, materia prima abundante
España reúne condiciones únicas para liderar esta alternativa:
• Tercer país de la UE en disponibilidad de residuos aptos para biocombustibles.
• Sistema de refino flexible y competitivo que las compañías quieren transformar con miles de millones de inversión para que cada litro de carburante sea neutro en 2050.
• Amplias zonas rurales donde la recogida y gestión de biomasa impulsarían empleo, economía circular e independencia energética.
Un paso político pendiente
El giro exigiría dos ajustes legislativos inmediatos:
1. Escala · Incrementar el mandato de mezcla —y publicarlo en el BOE— para ofrecer a las refinerías un horizonte estable y abaratar el litro renovable gracias al volumen.
2. Fiscalidad verde real · Diferenciar el impuesto especial según el origen del carbono para que quien elija combustible limpio no pague lo mismo que quien usa fósil.
Con esas dos palancas, el coste de producción —hoy más alto por falta de masa crítica— caería y el transporte dispondría de una vía rápida y asequible para bajar emisiones sin esperar a la electrificación total.
El Tour de Europa: demostrar lo posible
Para evidenciarlo, varios fabricantes de carburantes, componentes y vehículos han puesto en marcha el Tour de Europa: camiones y turismos recorrerán media docena de países repostando solo combustibles renovables. Bosch medirá en ruta la reducción real de CO₂ y un informe final se presentará en Bruselas. El experimento pretende probar dos mensajes: la disponibilidad de estos productos en más de 1 000 estaciones de servicio y su eficacia climática inmediata.
Sumar, no sustituir
Las emisiones netas cero de 2050 no se alcanzarán con un único vector tecnológico. El motor de combustión alimentado con renovables y el eléctrico cargado con energía verde son, climáticamente, equivalentes. Apostar solo por uno ralentiza la meta, penaliza al ciudadano y alarga la vida de los coches más sucios.
La industria española —refino, logística, automoción, gestión de residuos— está preparada para producir y distribuir carburantes sostenibles a gran escala. Falta que la regulación y la fiscalidad reconozcan su valor. Porque cada año de espera es un año de emisiones evitables.
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