Y OCURRIÓ, que en ese momento sentí la necesidad de meditar en esa belleza, en ese amor, en esa elevación del espíritu, que San Juan de la Cruz trasmitía, mi mano se puso a plasmar lo que el espirito dictaba fluyendo de lo más profundo de mi alma.
Estos pobres renglones, son la luz que el alma manifestaba.
¡QUE MISTICISMO TAN PROFUNDO…!
TANTO SANTA TERESA, COMO SAN JUAN DE LA CRUZ.
Culmen de la Fe, la Mística y asombro de la humanidad.
Tuvo su alter ego en SANTA TERESA DE JESÚS.
Ellos son el ejemplo de cómo la providencia actúa.
Este torpe amanuense, en su ignorancia, recoge un reflejo de esa ejemplar vida y hacer.
A saber:
Discurrían tiempos difíciles para la iglesia.
El protestantismo se propagaba por Europa.
La iglesia, las órdenes religiosas, llevaban tiempo deslizándose por un plano inclinado hacia profundidades insondables. La relajación era general…
Había, no obstante, luces, que aun siendo rutilantes pabilos, mantenían la penumbra de la esperanza.
En espera de un lucero, o más bien la luz de un nuevo amanecer.
Esas luces, que Dios en su infinita bondad había encendido.
Se llamaban:
Juan, Teresa, Pedro de Alcántara, Antonio de Jesús…
Esa incipiente luz, hacia brillar la santidad.
BRILLABAN, SI, como luciérnagas en la noche…
Y es entonces cuando se produce el hecho extraordinario que todo lo cambia…
Las lucecitas dispersas, empiezan a unirse y como resultado de ello forman una gran luminaria, una inmensa antorcha, que todo lo ilumina.
He sentido en mi ignorancia, un símil muy simple,
Santa Teresa de Jesús es, como… una pierna…
San Juan de la Cruz es, como otra pierna…
Si un cuerpo para andar necesita dos piernas y además perfectamente sincronizadas desde una mente única, que les une…
AL ENCONTRAR ESA OTRA PIERNA, reunidos bajo ese mismo ESPÍRITU, LAS ALMAS vuelan hacia DIOS…
Se produce la gran transformación, la creación de un cuerpo, que en su misticismo, se eleva hacia su CREADOR.
Es un cuerpo, ya del todo funcional y si antes, solo con una pierna no se podía mover, ahora con dos ya se desplaza raudo.
A ese cuerpo se le une otro y otro, y otro, y…
Como la providencia antes evocada, no es otra cosa, que la CAUSALIDAD DIVINA.
Ante los vientos de una reforma humana como el protestantismo, surge una DIVINA, que estará marcada por el nacimiento de grandes santos, de grandes místicos, que con esa ANTORCHA, DAN LUZ a la CONTRARREFORMA.
Ahí está la mano DE DIOS, que no nos abandona en el mar proceloso de las inmensas tormentas.
Es cuando enciende la antorcha más brillante, SU CREACIÓN MÁS PERFECTA, la de la eterna y rutilante luz, VIRGEN MARÍA, y entorno a ELLA, Inmaculada Madre, reúne a sus hijos, para que iluminando el camino como grandioso fanal, nos lleve hacia a Él, hacia la VERDAD y la VIDA.
Y ya, con JESÚS COMO TIMONEL, llevarnos a PUERTO SEGURO...
Con esa luz, el misticismo, todo lo eleva, todo lo impregna y fruto de ese ansia, de alimento espiritual, de esa unión con Jesús, a veces por caminos inescrutables, no exentos de grandes sacrificios, padecimientos y privaciones. Unas veces desde el dolor, otras desde el gozo, las más desde la persecución, va conformando el crisol de un alma que experimenta un profundo despertar. Su método, es encontrar a Dios mediante la oración, en lo más profundo del alma.
Uniendo, el recogimiento, con la acción y actividad práctica.
Vuelta a los orígenes sencillos y primigenios de la palabra y ejemplo de Jesús, imitación a Él, dotándolo todo, aún en lo extraordinario, de sentido común, coraje, tacto, perseverancia, inteligencia, capacidad de organización y hasta cierto toque de humor…
“Hasta en los pucheros está Dios” dice Santa Teresa.
Esa mística extraordinaria, profunda espiritualidad… contribuyó a purificar la vida religiosa, fortalecer a la Iglesia. Haciéndonos entender, que la oración más perfecta, la humildad más grande, la verdadera pobreza...
“No ha menester contentar a nadie, sino a Él.”
Que no tuvo casa, si no un portal donde nació, la Cruz donde murió, una Madre que nos entregó y una eternidad que nos dio.
Y CÓMO, ESTOS MÍSTICOS NOS DICEN:
“En mí, ya no vivo ya
Y sin Dios vivir no puedo…
Pues si estoy ausente de TÍ, que vida puedo tener?
Si no un continuo morir hasta que viva contigo…
Sácame de aquesta muerte mi Dios y dame la vida
¿Cuándo será que yo diga al veros…
VIVO YA…PORQUE NO MUERO?”
Misericordia Señor… Misericordia.