Hay una especie de filosofía de vida que dice que, como esta vida es una, hay que aprovechar todas las oportunidades que se nos pongan enfrente para que no se nos escape ni un sólo momento.  Es un poco la filosofía del YOLO (You only live once - Sólo vives una vez) o del FOMO (Fear of missing out - Miedo a perderte las experiencias). Quien apuesta por esta perspectiva suele decir que si no se aprovecha el momento, se están perdiendo oportunidades. Yo pienso que cuando una oportunidad se pierde o se deja ir, se abre otra distinta, que quizá no hubieras visto de no ser por aquello que decidiste no “aprovechar”. Decir a todo que sí es realmente entregar tu vida a la compulsión del momento. Decir que no a ciertas cosas, justo nos permite tener tiempo y espacio para lo que realmente queremos; lo que puede ser significativo en nuestras vidas. Y esta vida no es precisamente una, porque se vive todos los días, pero precisamente la vida también necesita días de pausa para poder digerir, asimilar y saborear la vida en vez de atragantarse con ella. Aunque yo me inclino más por una filosofía del JOMO (Joy of missing out - la alegría de dejar pasar las cosas), vamos juntos a reflexionar sobre esto, ¿les parece?