Al escuchar la parábola del Buen Samaritano, es fácil hacerlo desde nuestro pedestal de superioridad moral y juzgar al sacerdote y al levita por su actitud, pero ¿somos nosotros mejores que ellos? Quizá nos parecemos más de lo que queremos admitir.

Dios espera que hagas lo posible para que él haga lo imposible. No pienses fuera de la caja, piensa dentro de ella ¿Qué es lo que ya tienes en casa?

¡Es sorprendente! Aunque Jesús amaba a Lázaro, lo dejó morir. En un mundo lleno de sufrimiento ¿Dónde está Dios cuando más lo necesitamos?

Guardar rencor es como beber veneno y esperar que la otra persona se muera. La ofensa retenida es tóxica para el alma y el perdón es la única cura.

Es el momento de regresar al Libro, hoy más que nunca, amar a Dios significa amar su Palabra.

No puedes meter a Dios dentro de los estrechos límites de tu mente, Dios te invita a que tú te sumerjas en él. Te llama a conocerlo íntimamente.

No hay nada que obstaculice más los propósitos de Dios con su Iglesia que el orgullo de los cristianos. La pregunta es ¿qué espíritu tienes: el de Cristo o el de Satanás?

Dios quiere que las paredes de su casa se ensanchen para recibir a más personas dentro, pero recuerda: Lo importante no es la casa, sino el Dios que la habita y nos hace familia.

No hay nada que condicione más nuestra relación con Dios que la imagen que se dibuja en nuestra mente cuando pensamos en él. Si la Biblia dice que Dios es un padre ¿qué tipo de padre es? ¿Distante? ¿Impredecible? ¿Ausente? Descubre a Dios como ABBA, el padre que está por encima de todos los padres.

Cuando lo que nos ocurre no parece tener ningún sentido y somos tentados a dudar de la bondad de Dios, el único lugar seguro para nuestro corazón es rendido en adoración a Dios.