En el abanico de alternativas de inversión gana terreno la orientada a ayudar a startups -o empresas emergentes- en sus primeras fases, cuando el potencial de crecimiento es mayor y, por tanto, también las expectativas de rentabilidad. A los inversores particulares que apoyan con su capital, conocimientos y contactos estos proyectos se los conoce como business angels o ángeles de los negocios, pues en cada apuesta que hacen tienen más riesgo de sufrir pérdidas que lograr beneficios. “Pierdes dinero seguro, en más ocasiones de las que ganas”, asevera Beatriz Vegas.
Si bien es posible erigirse en ángel inversor desde 3.000 euros por proyecto, esta no es una alternativa apta para cualquier bolsillo. Pep García comenzó hace ocho años esta senda con un ticket de 10.000 euros en un proyecto muy prometedor que acabó naufragando. Perdió todo el dinero. Aun así, decidió seguir adelante y a día de hoy ya ha apoyado con su capital a más de una veintena de startups. “Cuando eres curioso y tienes ganas de aprender, es un mundo muy atractivo”, cuenta.
En el cometido de identificar las mejores oportunidades y conectar inversores con startups destacan las redes de business angels, enfocadas en el cribaje de los proyectos. “Es una pequeña porción de los proyectos en los que se acaba invirtiendo los que pueden generar un retorno suficientemente interesante como para compensar las inversiones regulares o malas y generar ganancias en la cartera", detalla Pol Font, presidente de EconomistesBan, la red de business angels del Col·legi d'Economistes de Catalunya.