Si antaño lo habitual era compartir las cuentas bancarias con la pareja, en las últimas décadas se impone la independencia financiera en el terreno amoroso, lo que provoca que cada vez haya más personas que desconocen lo que gana su cónyuge. La relación “salta por los aires”, explica la psicóloga Inma Parellada, “cuando una de las partes empieza a tener conductas de ocultación” de ingresos y gastos.
Esconder tarjetas de crédito, mentir sobre el precio de una compra, esconder ahorros o usarlos sin consentimiento del otro forman parte de la lista de agravios que conforman los cuernos financieros. Una tendencia al alza, según explican Parellada y la abogada especializada en derecho de familia Adriana Auset en el último episodio del podcast Bolsillo.
“Tengo que reconocer que me encuentro en mi despacho situaciones de personas que vienen a separarse y no saben qué ingresos ha tenido su cónyuge, cosa que a mí me asombra muchísimo. ¿Cómo se puede estar casado con alguien sin saber lo que gana?”, se plantea Auset. Estar casado “con un rácano”, añade Parellada, también puede provocar temor en el otro a la reacción de su pareja a decisiones relacionadas con el gasto. O derivar en situaciones injustas, sobre todo si se ha contraído matrimonio en el régimen de separación de bienes.
Por ejemplo, se dan casos en las que uno de los cónyuges gana mucho más que el otro y comienza a adquirir a título privativo bienes inmuebles pese a que la otra parte contribuye más a la organización del hogar y al cuidado de los hijos para que el primero prospere en su profesión. Aunque a priori sea aceptado por ambas partes, la desigualdad acaba generando conflicto. "Si bien recomiendo muchas veces el régimen de separación de bienes, el matrimonio debería funcionar como si se estuviera casado en gananciales”, sostiene la abogada.
Por último, la psicóloga Inma Parellada ofrece recomendaciones para que, lejos de convertirse en un motivo de discordia, la gestión del dinero ayude a la pareja a alcanzar sus metas vitales y financieras.