Muchas voces advirtieron al empezar las cuarentenas de
una amenaza que ya es una realidad: una de las consecuencias más
devastadoras de la pandemia va a ser el deterioro global de la salud mental.
Frente a la ansiedad, la crisis nerviosa, la depresión y el miedo, desde el
arte empiezan a surgir las primeras respuestas. Bomba Estéreo fueron unos de
aquellos Nostradamus que ya predecían desde hace tiempo el colapso: estos
últimos meses les han servido para concentrar un ideario que venía gestándose
desde casi sus inicios, hace ya 15 años.
Este álbum es un canto a la conexión espiritual con la
tierra y el respeto por el medio ambiente inspirado por el paisaje de las
montañas sagradas de Santa Marta, en el Caribe colombiano, y las interminables
playas de esta región hermosa y apartada donde desde hace años encontró su
hogar Li Saumet, cantante y letrista del grupo, una de sus mitades junto al
productor y compositor Simón Mejía. A la vez, en canciones como ‘Deja’ y
‘Ahora’ el dúo -acompañado por el guitarrista José Castillo y el percusionista
Efraín ‘Pacho Carnaval’ Cuadrado- reflexiona sobre la autoestima, la empatía
y la paz interior.
A nivel sonoro Bomba Estéreo demuestra por qué sigue
siendo, pese a llevar cuatro años sin sacar disco, una de las bandas más
importantes del país donde ahora mismo se hace la música más excitante del
planeta. Su diversidad es la de Colombia: caben cumbias, sonidos de
baile modernos, percusiones africanas y trucos vocales inspirados en las
escenas subterráneas; un festín para quien busque profundizar en esta
tendencia contemporánea que mezcla la música de raíz y la electrónica.
Detrás está la presencia invisible pero constante de
una antigua amiga y colaboradora: Lido
Pimienta, quien participó en el proceso de grabación e invitó al dúo
afro-futurista cubano Okan. Ésta es música que actualiza la invencible resiliencia
de los esclavos negros en América Latina, que bailaban y cantaban ritmos
alegres cuando todo lo que les rodeaba era el horror: las canciones como
medicinas sabrosas para el alma.
José Fajardo.