El hombre más espiritual que ha existido y existirá se llama Jesucristo. Él no solo estaba en continua conexión espiritual con su Padre Celestial, sino que mostraba su testimonio como alguien escogido en todas las formas de la vida: fue el mejor hijo, el mejor hermano, el mejor amigo, el mejor maestro. En cada área de su vida en relación daba un testimonio impecable, lleno de amor, de paciencia, de bondad, de misericordia. Demostró que cumplía al cien por ciento la Palabra de Dios. No mistificó el Evangelio, sino que lo hizo práctico. Hoy en día tristemente hay muchos que han complicado el Evangelio y solo lo aplican en ciertas áreas de sus vidas y no en todas como debemos hacerlo. Cuando Dios llega a una vida va transformando todas nuestras áreas a las que le damos acceso; todo está en cuán dispuestos estamos a ser moldeados a su forma. Muchas veces pensamos que ser alguien espiritual es hablar en lenguas, sanar enfermos, hacer milagros, leer la Biblia, orar, ir siempre a la iglesia, estar en un ministerio, etc..y eso es muy bueno, pero no es simplemente eso. Ser una persona espiritual es ser íntegro , completo en cada área de nuestras vidas, incluyendo en nuestras relaciones: por ejemplo si soy una hija espiritual voy a ser una buena hija, voy a velar porque mis padres siempre estén bien, voy a honrarlos, voy a obedecerles, voy a ayudarlos en el hogar, voy a estar para ellos cuando me necesiten, si soy buena esposa voy a atender bien a mi esposo, voy a ver que todo marche bien en mi hogar, voy a tener mi casa limpia, olorosa, ordenada, acogedora, voy a ocuparme de cada detalle de mi esposo, prepararle su platillo favorito, tener detalles con él, sorprenderlo con algo que él quería tener desde hace tiempo, hacerlo sentir honrado, amado, respetado, valorado, hacerlo sentir que es el rey de su casa, voy a hacer que cada día se vuelva a enamorar de mí. No solo vamos a estar conectados espiritualmente buscando de Dios juntos, sino también física y emocionalmente conectados porque somos seres tripartitos compuestos de: un espíritu, un alma y un cuerpo. Por otro lado si soy madre voy a velar porque mis hijos estén bien, que tengan salud, que sean estudiosos, que sean hijos de bien, educados, que se lleven con sus amigos y hermanos, que amen a Dios, a sus padres incondicionalmente, que sean honestos, responsables con sus tareas, sencibles al dolor ageno, bondadosos, y antes de todo eso debo encagarme de mostrarle todo eso en mi propia vida porque los niños hacen lo que ven hacer a sus padres. Si soy una trabajadora voy a ser la mejor de la compañía, voy a llegar puntual, voy a ir todos los días, a ser responsable con mi trabajo, voy a dar el extra, voy a ser buena compañera, no andando en chismes, sino que vean en mi un modelo a seguir, aunque otros se burlen, no importa pues Dios se encarga de honrar a sus hijos dondequiera que estén si ellos le honran a El primero. No caigamos en el error de pensar que estoy siendo buena hija, buena esposa, buena madre o demás porque me pase tiempo buscando de Dios y ocupe mi tiempo en eso nada más. No, hermanos míos, cada cosa tiene su tiempo. El tiempo de Dios tiene un momento en el día pero no todo el día vamos a estar orando y leyendo la Biblia, porque también Él nos ha dado responsabilidades aquí en la tierra para nosotros atender. Busco a Dios y luego atiendo a mi familia, me conecto con Dios y luego voy a mi trabajo a hacer lo que me toca de la mejor manera que puedo hacerlo. Tristemente muchos no notan nuestra cambio por más espirituales que nos sintamos. Muchos piensan que solo orando y leyendo la Palabra y atendiendo el ministerio ya son espirituales y por eso no dan buen testimonio integralmente porque carecen de atención las otras áreas en sus vidas. Creo que ahora usted ha entendido claramente lo que es ser espiritual. Comience a dar esos pasos y verá como los demás comienzan a notar el verdadero cambio en su vida y Dios se agradará de usted. Gálatas 5:22-23