Se nos va de ojo que la comunicación de masas nos ha acostumbrado a equiparar mito y paradigma, sin distinción, atribuyéndolo a personas o hechos de relieve que se producen en el contexto de lo común: lo que serían referentes
El mito es la encarnación de un aspecto universal de la condición humana en un personaje o en una narración ficticia situada fuera del tiempo histórico; en tanto que el paradigma es un planteamiento teórico novedoso que sirve como modelo para el avance del saber y el conocimiento que favorecen el cambio.
Así, resulta erróneo calificar de mito a quién desarrolla una actividad profesional exitosa, siempre sujeta a la opinión y al gusto, por mucha admiración que despierte. Bogart, calificado de mito del cine, de serlo, no lo sería por sus actuaciones, sino por los personajes arquetípicos que desarrolló. En este sentido, Picasso, Goya o Velázquez desarrollaron un nuevo paradigma, sin discusión, porque crearon una nueva manera de expresar la realidad en un lienzo, que luego abrió nuevas vías para la expresión artística que les convirtió en referentes, ineludibles, en el mundo del arte: pero no en mitos, porque ninguno encarnó un aspecto de la condición humana. ¡Que no se te vaya de ojo!