Los nuevos organizadores del Marathon des Sables han conseguido en sólo dos años lo que parecía imposible: enterrar en las arenas del Sahara el legado de Patrick Bauer y que la prueba pase desapercibida. El MDS, un icono del ultratrail y sinónimo de lo que significaba la aventura en estado puro ha pasado a ser una carrera más, sin repercusión mendiática, en la que corredoras y corredores han dejado de ser lo más importante y en la que prima el aspecto económico sobre todo lo demás. Una deriva y una decadencia que analizamos con Olivier Sepulchre.