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En este poderoso mensaje, Danilo Montero explica por qué la oración es el lugar donde se ganan las verdaderas victorias espirituales. Jesús, siendo completamente Dios y completamente hombre, se sometió a vivir la vida humana en obediencia total al Padre. Y aunque era el Hijo eterno, “aprendió obediencia por lo que sufrió” (Hebreos 5:8). Allí, en el misterio de la encarnación, Jesús abrazó nuestro dolor, nuestro ego y nuestra debilidad… y lo venció todo a través de la oración.
La Palabra revela que Jesús clamó con lágrimas, luchó, se rindió y recibió fuerza divina para cumplir su misión. ¿Dónde ocurrió esto? En su Getsemaní. El lugar donde su humanidad fue doblegada y donde su espíritu fue fortalecido para decir: “No se haga mi voluntad, sino la tuya”.
Danilo enseña que la oración es nuestro propio Getsemaní, el lugar donde nuestro ego muere y el Espíritu Santo toma control; donde las batallas internas se ganan, donde aprendemos a rendir nuestra voluntad, donde recibimos gracia para resistir tentación, miedo y cansancio.
Orar no siempre es fácil. Hay lucha, hay espera, hay silencio. Pero es allí donde ocurre lo sobrenatural:
✔ se fortalece nuestra relación con Dios
✔ nuestra humanidad se alinea con su voluntad
✔ recibimos poder para caminar en victoria
Jesús ya ganó la batalla por nosotros, pero nos dejó el camino: orar hasta que algo en nosotros cambie, orar hasta que el Reino venga a nuestra vida, orar hasta que podamos decir con todo el corazón: “Hágase tu voluntad”.
Porque la victoria espiritual no se gana afuera… sino de rodillas.
By Danilo Montero & Gloriana Montero4.9
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En este poderoso mensaje, Danilo Montero explica por qué la oración es el lugar donde se ganan las verdaderas victorias espirituales. Jesús, siendo completamente Dios y completamente hombre, se sometió a vivir la vida humana en obediencia total al Padre. Y aunque era el Hijo eterno, “aprendió obediencia por lo que sufrió” (Hebreos 5:8). Allí, en el misterio de la encarnación, Jesús abrazó nuestro dolor, nuestro ego y nuestra debilidad… y lo venció todo a través de la oración.
La Palabra revela que Jesús clamó con lágrimas, luchó, se rindió y recibió fuerza divina para cumplir su misión. ¿Dónde ocurrió esto? En su Getsemaní. El lugar donde su humanidad fue doblegada y donde su espíritu fue fortalecido para decir: “No se haga mi voluntad, sino la tuya”.
Danilo enseña que la oración es nuestro propio Getsemaní, el lugar donde nuestro ego muere y el Espíritu Santo toma control; donde las batallas internas se ganan, donde aprendemos a rendir nuestra voluntad, donde recibimos gracia para resistir tentación, miedo y cansancio.
Orar no siempre es fácil. Hay lucha, hay espera, hay silencio. Pero es allí donde ocurre lo sobrenatural:
✔ se fortalece nuestra relación con Dios
✔ nuestra humanidad se alinea con su voluntad
✔ recibimos poder para caminar en victoria
Jesús ya ganó la batalla por nosotros, pero nos dejó el camino: orar hasta que algo en nosotros cambie, orar hasta que el Reino venga a nuestra vida, orar hasta que podamos decir con todo el corazón: “Hágase tu voluntad”.
Porque la victoria espiritual no se gana afuera… sino de rodillas.

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