Hoy nos enfocaremos en experimentar directamente el sonido o la música, sin buscar una emoción o sensación específica. El objetivo es cultivar una escucha consciente y directa, percibiendo las cualidades del sonido tal como son, sin juicios ni interpretaciones. Al cultivar esta práctica con regularidad, fortaleceremos la capacidad de estar presentes y atentos a las experiencias auditivas.

Con la práctica constante, esta capacidad de atención puede extenderse incluso después de la meditación. La intensidad y duración dependerán del tiempo y la constancia dedicados. Al principio, el proceso puede sentirse algo mecánico, pero con el tiempo se volverá más natural y fluido