Imagina que ha salido un nuevo videojuego al mercado, que tiene todas las condiciones para convertirse en la próxima sensación global. Pero este en particular tiene una innovación nunca antes pensada, y es que ningún jugador puede perder. Es decir, que cada vez que tu barra de energía se agota, simplemente se vuelve a llenar automáticamente, y puedes seguir avanzando justo desde donde te quedaste. Te pregunto entonces ¿Qué tan divertido crees que sería jugar ese videojuego? A lo mejor podrías entretenerte por un rato, pero estoy seguro de que más temprano que tarde te aburrirías completamente, y no querrías jugar más. Y es que cuando eliminas el riesgo a perder, le quitas todo el sentido al juego. Y eso es exactamente lo que sucede con los problemas de los que tanto te quejas y te lamentas. Una vida sin problemas sería una vida vacía y sin sentido. Así que agradece por ellos.

🏁 ¡Feliz año nuevo! ¡Que todos tus deseos se hagan realidad! Hmm, espera un momento. ¿Alguna vez has alcanzado una meta porque alguien te lo haya deseado? Todos los años, mucha gente te desea que se cumplan todos tus sueños, tus metas y tus aspiraciones, que has tenido por tanto tiempo, y cuando termina el año te das cuenta de que no has avanzado tanto como querías. Si sabes que estás dispuesto a poner el trabajo ¿Por qué es que parece tan difícil lograr tus metas? A continuación te mostraré por qué, después de tantos años de esfuerzo y dedicación, todavía no has podido alcanzar tus objetivos más anhelados, y te enseñaré lo que puedes hacer para que este sea el año más productivo de tu vida.

¿A quién consideras más exitoso? ¿A aquel que lo ha sacrificado todo para llegar el máximo nivel de su profesión, o a aquel que está más cerca del promedio profesionalmente, pero que disfruta al máximo su vida y se siente plenamente feliz? Tú me dirás “Bueno, pero es que éxito y felicidad no es lo mismo”. Y ese es exactamente mi punto. Mi opinión es que debemos empezar a redefinir el concepto de éxito que hemos aprendido a tener. Ser feliz, ser verdaderamente feliz, es ser exitoso. ¿De qué te sirve tener éxito económico si no eres feliz? ¿De qué te sirve tener éxito social si no tienes paz mental? ¿De qué te sirve tener fama y reconocimiento si es en algo que no disfrutas? Y si todavía no estás convencido, te diré un secreto: Si te enfocas en ser feliz, te será más fácil alcanzar ese otro éxito que has estado persiguiendo.

Mucha gente me pregunta cómo yo definiría el éxito. Y luego de muchos años de analizar este concepto, yo en lo particular lo defino como: poder ser lo que verdaderamente quiero ser, poder sentir lo que verdaderamente quiero sentir, poder hacer lo que verdaderamente quiero hacer, y poder tener lo que verdaderamente quiero tener. Y aquí es donde rompo con el paradigma social de lo que se conoce como “éxito”. Cuando la gente piensa en alguien exitoso, lo visualiza con una alta posición profesional, ganando mucho dinero, y teniendo una vida extraordinaria. Pero la realidad es que el verdadero éxito es completamente personal. Y estoy convencido de que una persona de escasos recursos económicos, pero que con total sinceridad puede decir que tiene todo lo que desea y necesita para ser feliz, es más exitosa que un millonario que no sabe disfrutar de su fortuna y que nunca estará conforme con lo que tiene.

Para el profesional que se preocupa por lograr la máxima calidad en cada cosa que hace, una de las tareas más difíciles, y muchas veces de las últimas en realizar, es la efectiva delegación de funciones. Si reconoces que eres perfeccionista, y que te estresa la idea de dedicar un tiempo considerable a enseñar a alguien más lo que debe hacer, para que después no lo haga como tú esperabas, te entiendo perfectamente. Me vas a decir que tus estándares son muy altos, que eres muy particular en tu estilo, y que podrías tener listo el trabajo en la mitad del tiempo que tardarías explicándole a alguien cómo hacerlo. Y todo eso puede ser cierto, pero entiende una cosa: si quieres lograr metas realmente grandes, y de forma rápida y perdurable en el mediano y largo plazo, crear un equipo que funcione de forma sistemática es un requerimiento indispensable. Así que mejor comienza a practicar hoy.

La forma más efectiva de obtener el apoyo y la lealtad incondicional de alguien, es haciéndolo sentir miembro, integrante, asociado, propietario. Si le preguntas a tu cliente, a tu empleado, a tu socio, a tu suplidor, a tu inversionista, escuchas atentamente lo que tiene que decir, y más adelante le muestras lo que has ajustado luego de recibir su retroalimentación, lo harás sentir parte integral de tu empresa. Si incluyes a tu pareja en tu proyecto personal, le explicas, le pides consejo, y le ofreces formar parte, obtendrás mucho más fácil su consentimiento, su comprensión y su soporte. Si das vida a las ideas de la gente, si ofreces beneficios proporcionales a tu crecimiento, y si creas un ambiente de “nosotros”, y no de “yo con tu ayuda”, lograrás que gente clave se sienta parte esencial, se convierta en embajadora, y defienda tu empresa, tu proyecto, tu visión, con todas sus fuerzas.

Se dice que las malas noticias se propagan mucho más rápido que las buenas noticias. Y si te pones a analizar, esto tiene mucho sentido. Supongamos que has tenido una membresía de gimnasio por 10 años, y has estado completamente conforme con el servicio. Pero nadie se ha enterado de lo bien que te has sentido. De repente, tienes un conflicto con uno de los empleados, y en los siguientes días se enteran 5, 10, 15, 20 de tus amigos y relacionados, ya sea que se lo cuentes para desahogarte, o para pedirles consejo. Cuando todo está bien, lo das por sentado. Cuando algo está mal, es un problema que hay que resolver, y tiendes a buscar apoyo en otros. Entendiendo esto, no dejes que te suceda a ti. Si creas la confianza con tu cliente para que pueda señalarte tus defectos y oportunidades de mejora, estarás eliminando su necesidad de hacerlo con alguien más.

Seguro has escuchado la expresión “en el reino de los ciegos, el tuerto es el rey”. Y creo que esto aplica perfectamente al mundo de hoy. En la actualidad se han combinado dos realidades interesantes: por un lado, la gente busca más aprobación social que nunca antes; y por el otro lado, la gente nunca había sido tan brutalmente (y a veces ridículamente) crítica acerca de lo que hacen otros. Esta mezcla de dos extremos ha generado un miedo muy intenso a la libre expresión y a la creatividad. Pero déjame aclararte algo: quien se toma el tiempo para dejarte un comentario despreciable y sin real fundamento es porque no tiene nada más importante que hacer. Piensa en lo triste que debe ser su vida. Siempre y cuando te asegures de no estar haciendo daño a nadie, exprésate, crea, enseña. Sólo tienes que estar un paso más adelante para serle útil a alguien que lo estaba necesitando.

¡Cuidado con perseguir la felicidad! Esta es la emoción más deseada mundialmente, y una de las más elusivas. La mayoría de la gente termina entrando en el juego de “cuando resuelva este problema seré feliz”, “cuando alcance esta meta seré feliz”, “cuando encuentre a la persona ideal seré feliz”, “cuando aproveche la oportunidad perfecta seré feliz”… Y al final te das cuenta de que han pasado décadas, has logrado muchas cosas, y no puedes decir que has sido feliz en el trayecto. Te diré exactamente dónde está el problema: en tu mentalidad. Si te has acostumbrado a decir “seré feliz cuando… (completa la oración)”, entonces tu mente nunca está preparada para saborear las victorias que vas obteniendo. En vez de eso, tu mente automáticamente ajusta tu expectativa de felicidad a una nueva meta. Mi recomendación es simple: cambia tu mentalidad, y decide ser feliz ahora y disfrutar al máximo el proceso, y no el destino.

Esta es la generación más obsesionada de la historia con alcanzar éxito masivo. Y definamos éxito para la mayoría de los jóvenes de hoy: mucho dinero, mucha fama, muchos placeres, mucha libertad. El problema es que la vida del 5% que está persiguiendo el restante 95% sólo se alcanza poniendo más tiempo, esfuerzo, energía y sacrificios que el 95% de la gente. Y lo que terminamos viendo, luego de décadas de enormes sacrificios, es que muchos logran cierto nivel de este tipo de éxito, pero en el camino destruyeron su hogar y su familia, alejaron a sus amigos, descuidaron su salud, y terminan viviendo una vida miserable. ¿No te hace más sentido luchar por una vida en la que mantengas el balance en las áreas más importantes? Tu familia, tu salud, tus amistades, tu espiritualidad, tu desarrollo... Quien está por encima del promedio en estas áreas lo considero mucho más exitoso que quien sólo ha acumulado dinero.