Hace seis meses acepté el trabajo como vigilante en un edificio de oficinas. Parecía sencillo, pero pronto me di cuenta de que había algo muy extraño en el lugar. Me entregaron una lista de reglas que no tenían sentido: "Nunca apagues las luces del sótano", "No subas al piso tres si escuchas pasos", "Si las luces parpadean más de tres veces, sal del edificio". Al principio las ignoré, pero después de ver algo en las cámaras, supe que esas reglas eran lo único que mantenía bajo control a lo que estaba atrapado allí. Ahora, el edificio ha desaparecido, pero la cosa no.