Has pasado de un ambivalente, a uno que tiene miedo al compromiso, a otro que es un inmaduro. Y ahora, la vida te ha puesto delante a un buen tío, inteligente, divertido, que está por ti y que te lo pondría todo súper fácil. Pero no acabas de sentir esa chispa que solías sentir con los demás. “¡Joder!, ¿Por qué soy incapaz de valorar algo bueno?”. Y ahí empieza el machaque, ¿Te suena? Además, tu entorno colabora muchísimo en la misión: “No seas tonta y no lo dejes escapar, no vas a encontrar a muchos así”.

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Hasta pronto preciosa. ✨