En este capítulo, exploramos el impacto silencioso pero profundo que las pantallas tienen en el desarrollo infantil. Desde la afectación de los reflejos primitivos que son cruciales para el control motor básico, hasta las alteraciones en el sistema ocular y el sistema vestibular, que son fundamentales para la coordinación y el equilibrio. Analizamos cómo el uso excesivo de dispositivos digitales no solo interfiere con el aprendizaje de los niños, sino que también afecta su capacidad para adaptarse al ritmo educativo establecido. A lo largo de la sección, veremos cómo estos cambios pueden desencadenar una serie de consecuencias a nivel de motricidad, resultando en niños más torpes y con dificultades para mantener el ritmo académico, además de los problemas posturales que pueden llevar a una salud deficiente a largo plazo. Este capítulo subraya la urgente necesidad de comprender estos efectos para poder actuar de manera efectiva en la protección y el acompañamiento del desarrollo infantil en la era digital.