Malditos los relojes que habitan en Olimpo, acortaron el tiempo en el hombre de
aprender a vivir los millones de años pasados ¿quién pudiera recuperar ese tiempo
ahora que la historia nos lo vuelve enemigos, ahora que se olvidan las viejas
enseñanzas de los primeros seres que habitaron la tierra?
Chema Muñoz.
LA VOZ QUE FUE UN SUSPIRO-1
Mi voz como todas las voces fue una voz solitaria,
hoy vocifera como loca a través del silencio,
la muy idiota cree que la escucha la vida
poco a poco se pierde llevada por los vientos
que juegan a su antojo tal si fuera una pluma.
Mi voz es de vacíos creados por los gritos
que se dan en desiertos, como grano de arena
recibiendo las olas que se van y se vienen
meciéndola sin rumbo, empujado en la playa.
Mi voz es la toalla que seca ese sudor que sale
de la piel cuando el sudor es sangre y dolor,
y dobla la rodilla en el desasosiego que nos da lo imposible,
que se va de las manos, que nunca conseguimos.
Pasan lentas las horas, te da tiempo a pensar
de aquellas soledades que compartimos solos
con nuestros infelices momentos de abandono,
la voz es la señal de que seguimos vivos,
para volver a alzarnos sacando la palabra
de viejos pergaminos hallados en la historia,
para no repetir ni voz, ni historia alguna
que pueda empobrecernos las almas, ni alegrías
del poso de la vida.
Y tengo una pregunta ¿dónde hemos estado en los siglos pasados?,
¿cerrándonos los parpados?, ¿mirando hacia otro lado?
¿O nadando sin luz en corriente contraria?
entre tanto otros tantos venidos de otros mundos
han empleado el tiempo en salvar universos.
La noche nos empuja a perder en el sueño
con el agua tranquila de nuestra adolescencia,
el túnel que nos lleve a ser humanidad sin doblez,
sin borrosas costumbres basadas en la espada,
sin la angustia pesada, sujetando la boca como un alazán
con las riendas en corto y no poder volar con alas de Pegaso
ni bogar en la boca como cuentan los libros en vientre de ballena
como hizo Jonás.
Nuestra voz ha de ser un grito que retumbe, un sunami en el mar,
un ciclón que se lleve a brazos de Morfeo ese mal que nos nace
y despertar de nuevo en la tierra de entonces cuando éramos
dioses sin temer los infiernos, pensando en un mañana
con las llaves de todo, abriéndole las puertas a nuevas realidades,
cerrando las ventanas y roperos de casa, que el mal desaparezca,
y volver a empezar.
Chema Muñoz