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Si tú quieres un entrenamiento personalizado, déjame decirte algo: no sabes lo que quieres. Y no lo sabes porque los entrenamientos personalizados no sirven para nada. Hoy voy a demostrártelo.
Muchos clientes creen que el plan que les da su entrenador está diseñado exclusivamente para ellos. Que es algo personalizado.
Falso. Ese plan probablemente lo usan otros 30 o 50 clientes más. Y eso no es que esté mal. Lo que está mal es que tú pienses que está mal.
La razón por la que la gente quiere un plan personalizado es simple: cree que es especial. Por eso cuando te dicen que este entrenamiento es personalizado para ti, te da tranquilidad porque piensas que es un plan totalmente adaptado a tus características únicas.
Y sí, suena bonito que alguien diseñe un programa “solo para ti”. Pero eso es una trampa mental porque a nivel físico, somos mucho más parecidos de lo que somos diferentes. Es decir, lo que nos une es mucho más fuerte que lo que nos separa, por lo que es del todo ingenuo pensar que tú necesitas algo especial para progresar.
Tus bíceps, tus cuádriceps o tus glúteos funcionan exactamente igual que los de la persona que se sienta a tu lado en el autobús. No necesitas un plan diferente, solo necesitas uno que puedas adaptar.
Sí, existen diferencias individuales, eso es innegable: hay quien tiene sobrepeso, quien tiene más experiencia entrenando o quien arrastra lesiones pasadas. Pero eso no cambia qué hay que entrenar, solo cómo lo haces.
Por ejemplo, una persona con sobrepeso y una persona con gran condición física pueden hacer una sentadilla hack para entrenar los cuádriceps. El que tiene sobrepeso y está empezando la hará con muy poco peso o incluso sin peso y el que ya tiene mucha experiencia la hará con más cantidad de peso, pero ambos pueden hacer lo mismo.
La principal razón real para modificar un plan es el equipamiento disponible.
Si no tienes una máquina o una barra, haces alguna otra variante que puedas hacer.
Pero eso no es personalización, es adaptación.
Tanto exigir un entrenamiento personalizado como ofrecer un entrenamiento personalizado, es empeorar el servicio del cliente. Pero de esto solo te das cuenta cuando llevas hechos cientos de programas de entrenamiento, los comparas y ves que hay cosas que añadirías de uno y quitarías de otro para hacer ambos mejores.
Desde el punto de vista de un entrenador, si María me pide un entrenamiento personalizado voy a diseñarle el mejor programa que sepa construir. Pero si luego llega Paco y me pide un entrenamiento personalizado, al ser personalizado ya no puedo usar el de María, pero es que el de María era el mejor, por lo que a Paco solo le podré ofrecer mi segundo mejor entrenamiento.
Y esto se vuelve mucho peor conforme más clientes llegan. Cuantos más “planes personalizados” haces, peor estás sirviendo a tus clientes. Terminas reinventando la rueda en lugar de optimizar lo que ya funciona.
Imagina que vas al médico por un dolor de cabeza. Te da dos opciones:
¿Cuál eliges?
Pues esto es lo que ocurre con los planes personalizados y por eso yo no creo en los planes personalizados. Primero porque a nivel logístico no son viables con lo que aunque tu entrenador te diga que tu plan es personalizado para ti, probablemente lo lo sea. Segundo porque aunque sí que lo fuera eso no significa necesariamente que sea mejor, al contrario, significa que es una apuesta nueva que puede salir bien o puede salir mal.
Un plan contrastado, con cientos de personas que ya lo han probado, es mucho más fiable que algo inventado desde cero “solo para ti”.
Yo dejé de hacer planes personalizados hace tiempo. En lugar de eso, me di cuenta de que lo mejor era optimizar los programas existentes y enseñar a mis clientes a adaptarlos. Empecé a usar los mismos programas dando alternativas de ejercicios y añadiendo anotaciones valiéndome del feedback que tenía de otros clientes que hicieron también ese entrenamiento previamente.
Y observé que esto era mucho mejor servicio para mis clientes, porque se formaba un círculo virtuoso. Antes venía un cliente, le armaba un plan personalizado, el cliente me daba feedback y le iba ajustando ese plan para hacérselo mejor a él.
Ahora, cuando un cliente nuevo entra no le hago un plan nuevo, le doy uno ya diseñado, y cuantos más clientes hacen ese mismo programa de entrenamiento, más feedback tengo y mejor puedo ajustarlo, y cada vez que lo ajusto para hacerlo mejor, no se beneficia uno, se benefician todos.
Y cada vez que entra un cliente nuevo empieza a hacer un programa que ya ha sido testeado por otros cientos de personas y que ha ido evolucionando y mejorando con el paso del tiempo gracias a todos los que lo han probado antes.
Así, el que entra hoy tiene un plan objetivamente mejor que el que había hace un año.
Y eso solo es posible cuando muchos hacen el mismo programa, no cuando cada uno tiene el suyo.
Cada nuevo alumno mejora el programa para todos los demás. Eso es un círculo virtuoso: cuantos más lo hacen, mejor se vuelve.
Sería imposible lograr eso con entrenamientos personalizados.
Así que no, no necesitas un plan hecho desde cero.
Necesitas un sistema que funcione, que puedas adaptar, y que evolucione con el tiempo.
La ciencia ha confirmado claramente que hay más diferencias entre 2 monos cogidos al azar que entre los seres humanos más distintos del planeta. Así que no, no necesitas un plan personalizado y te beneficiarías mucho más si siguieras un plan contrastado en lugar de personalizado.
Y quien te intenta vender un entrenamiento personalizado, lo hace por 2 motivos:
Quizás puedo estar sesgado, claro que si. Pero por experiencia profesional, he tenido mejores resultados con clientes cuando en lugar de darles un plan personalizado les he dado un plan que sabía 100% que funcionaba y les he enseñado a aplicarlo. Al fin y al cabo, esa es la misión de un entrenador, hacer que tus clientes progresen.
Origen
By Luis Carballo4.5
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Si tú quieres un entrenamiento personalizado, déjame decirte algo: no sabes lo que quieres. Y no lo sabes porque los entrenamientos personalizados no sirven para nada. Hoy voy a demostrártelo.
Muchos clientes creen que el plan que les da su entrenador está diseñado exclusivamente para ellos. Que es algo personalizado.
Falso. Ese plan probablemente lo usan otros 30 o 50 clientes más. Y eso no es que esté mal. Lo que está mal es que tú pienses que está mal.
La razón por la que la gente quiere un plan personalizado es simple: cree que es especial. Por eso cuando te dicen que este entrenamiento es personalizado para ti, te da tranquilidad porque piensas que es un plan totalmente adaptado a tus características únicas.
Y sí, suena bonito que alguien diseñe un programa “solo para ti”. Pero eso es una trampa mental porque a nivel físico, somos mucho más parecidos de lo que somos diferentes. Es decir, lo que nos une es mucho más fuerte que lo que nos separa, por lo que es del todo ingenuo pensar que tú necesitas algo especial para progresar.
Tus bíceps, tus cuádriceps o tus glúteos funcionan exactamente igual que los de la persona que se sienta a tu lado en el autobús. No necesitas un plan diferente, solo necesitas uno que puedas adaptar.
Sí, existen diferencias individuales, eso es innegable: hay quien tiene sobrepeso, quien tiene más experiencia entrenando o quien arrastra lesiones pasadas. Pero eso no cambia qué hay que entrenar, solo cómo lo haces.
Por ejemplo, una persona con sobrepeso y una persona con gran condición física pueden hacer una sentadilla hack para entrenar los cuádriceps. El que tiene sobrepeso y está empezando la hará con muy poco peso o incluso sin peso y el que ya tiene mucha experiencia la hará con más cantidad de peso, pero ambos pueden hacer lo mismo.
La principal razón real para modificar un plan es el equipamiento disponible.
Si no tienes una máquina o una barra, haces alguna otra variante que puedas hacer.
Pero eso no es personalización, es adaptación.
Tanto exigir un entrenamiento personalizado como ofrecer un entrenamiento personalizado, es empeorar el servicio del cliente. Pero de esto solo te das cuenta cuando llevas hechos cientos de programas de entrenamiento, los comparas y ves que hay cosas que añadirías de uno y quitarías de otro para hacer ambos mejores.
Desde el punto de vista de un entrenador, si María me pide un entrenamiento personalizado voy a diseñarle el mejor programa que sepa construir. Pero si luego llega Paco y me pide un entrenamiento personalizado, al ser personalizado ya no puedo usar el de María, pero es que el de María era el mejor, por lo que a Paco solo le podré ofrecer mi segundo mejor entrenamiento.
Y esto se vuelve mucho peor conforme más clientes llegan. Cuantos más “planes personalizados” haces, peor estás sirviendo a tus clientes. Terminas reinventando la rueda en lugar de optimizar lo que ya funciona.
Imagina que vas al médico por un dolor de cabeza. Te da dos opciones:
¿Cuál eliges?
Pues esto es lo que ocurre con los planes personalizados y por eso yo no creo en los planes personalizados. Primero porque a nivel logístico no son viables con lo que aunque tu entrenador te diga que tu plan es personalizado para ti, probablemente lo lo sea. Segundo porque aunque sí que lo fuera eso no significa necesariamente que sea mejor, al contrario, significa que es una apuesta nueva que puede salir bien o puede salir mal.
Un plan contrastado, con cientos de personas que ya lo han probado, es mucho más fiable que algo inventado desde cero “solo para ti”.
Yo dejé de hacer planes personalizados hace tiempo. En lugar de eso, me di cuenta de que lo mejor era optimizar los programas existentes y enseñar a mis clientes a adaptarlos. Empecé a usar los mismos programas dando alternativas de ejercicios y añadiendo anotaciones valiéndome del feedback que tenía de otros clientes que hicieron también ese entrenamiento previamente.
Y observé que esto era mucho mejor servicio para mis clientes, porque se formaba un círculo virtuoso. Antes venía un cliente, le armaba un plan personalizado, el cliente me daba feedback y le iba ajustando ese plan para hacérselo mejor a él.
Ahora, cuando un cliente nuevo entra no le hago un plan nuevo, le doy uno ya diseñado, y cuantos más clientes hacen ese mismo programa de entrenamiento, más feedback tengo y mejor puedo ajustarlo, y cada vez que lo ajusto para hacerlo mejor, no se beneficia uno, se benefician todos.
Y cada vez que entra un cliente nuevo empieza a hacer un programa que ya ha sido testeado por otros cientos de personas y que ha ido evolucionando y mejorando con el paso del tiempo gracias a todos los que lo han probado antes.
Así, el que entra hoy tiene un plan objetivamente mejor que el que había hace un año.
Y eso solo es posible cuando muchos hacen el mismo programa, no cuando cada uno tiene el suyo.
Cada nuevo alumno mejora el programa para todos los demás. Eso es un círculo virtuoso: cuantos más lo hacen, mejor se vuelve.
Sería imposible lograr eso con entrenamientos personalizados.
Así que no, no necesitas un plan hecho desde cero.
Necesitas un sistema que funcione, que puedas adaptar, y que evolucione con el tiempo.
La ciencia ha confirmado claramente que hay más diferencias entre 2 monos cogidos al azar que entre los seres humanos más distintos del planeta. Así que no, no necesitas un plan personalizado y te beneficiarías mucho más si siguieras un plan contrastado en lugar de personalizado.
Y quien te intenta vender un entrenamiento personalizado, lo hace por 2 motivos:
Quizás puedo estar sesgado, claro que si. Pero por experiencia profesional, he tenido mejores resultados con clientes cuando en lugar de darles un plan personalizado les he dado un plan que sabía 100% que funcionaba y les he enseñado a aplicarlo. Al fin y al cabo, esa es la misión de un entrenador, hacer que tus clientes progresen.
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