(NOTAS DEL CAPÍTULO AQUÍ: http://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/14-aprendiendo-a-aprender-feynman-dweck-y-munger/)
Cuenta la leyenda que después de ganar el Premio Nobel de Física, Max Planck recorrió Alemania dando una y otra vez la misma charla sobre mecánica cuántica.
La debió dar tantas veces que al final su chófer se la aprendió de memoria y un día le dijo:
“Mire, Profesor, ¿no se aburre usted de esta rutina? Le propongo una cosa: en la charla que tiene que dar en Munich mañana, déjeme que sea yo quien exponga y usted se sienta en primera fila con mi gorra de chófer, ¿le parece?”
Total, que Planck aceptó.
Al día siguiente se plantaron en Munich. El chófer haciéndose pasar por Planck y Planck haciéndose pasar por el chófer. Y el chófer dio la charla completa de principio a fin. Hasta que llegó el turno de las preguntas y un profesor de física se levantó y desde el público le hizo una pregunta súper complicada. A lo que el chófer, ni corto ni perezoso, respondió: “Me sorprende recibir una pregunta así en una ciudad tan avanzada como Munich. Es tan básica que voy a dejar que sea mi chófer el que responda”
La historia tiene más de leyenda urbana que de realidad, pero es perfecta para explicar algo que solemos confundir: pensamos que el conocimiento es saber el nombre de las cosas, cuando en realidad tiene mucho más que ver con entenderlas.
Y sin embargo, solemos dar prioridad a lo primero, a sabérnoslas. Al menos, tristemente a mí me parece que muchas veces esta es la manera en la que están diseñados los sistemas educativos. Se enfocan en eso, en que sepamos nombrar las cosas, memorizarlas y como mucho que consigamos un conocimiento superficial, muchas veces mecánico de ellas. Incluso de aquellas que nos acompañan toda la vida.
Kaizen está dedicado al aprendizaje continuo y a intentar que desarrollemos herramientas mentales para entender mejor el mundo. Porque creo que ese aprendizaje es fundamental, siempre lo ha sido; pero cada vez más. El mundo cambia cada vez más rápido y la única manera de seguirle el ritmo es estar en permanente evolución. Y encima es que es divertido, yo al menos lo disfruto.
Pero en el capítulo de hoy quiero que aprendamos… algunas cosas sobre cómo aprender mejor.
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