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Hoy en "En Defensa Propia" tengo una conversación que me dejó sin palabras con Johanna Cedeño, experta en sanación emocional y creadora del método Plenitud Emocional. Si alguna vez te has preguntado por qué repites patrones en tus relaciones, tu trabajo o incluso cómo te saboteas a ti misma, este episodio es para ti.

Johanna explica claramente qué es el niño interior herido: es esa parte de nosotros que quedó congelada entre los 0 y 12 años (o incluso desde el vientre materno), cargando heridas de abandono, rechazo o traición. Lo más impactante es que el 50% de nuestra personalidad se forma durante el embarazo. Si tu mamá vivió estrés, miedo o tristeza, es probable que tú hayas "heredado" esas emociones sin darte cuenta.

Durante la conversación, Johanna compartió casos que me estremecieron: una mujer que repetía infidelidades porque su madre, durante el embarazo, amaba a otro hombre (su inconsciente asoció amor con infidelidad), y un empresario que quebró varias veces pero al sanar su herida de abandono (a los 7 años, cuando sus padres lo dejaron con una empleada), recuperó sus empresas y su matrimonio.

Johanna nos regaló herramientas poderosas para sanar:

1. Identificar nuestro "momento semilla": ¿Qué evento de la infancia nos marcó?

2. Hablar con nuestro niño interior: Imaginar abrazar a esa versión pequeña de nosotros mismos.

3. Romper lealtades invisibles: Muchos patrones negativos vienen por lealtad familiar inconsciente.

Una de las revelaciones más impactantes fue que "lo que más nos molesta de nuestra pareja es usualmente una herida con nuestro papá o mamá". Johanna lo vivió en carne propia cuando dejó su carrera exitosa por amor y descubrió que su sensación de vacío venía de su niña interior pidiendo atención.

Para quienes dudan, Johanna es clara: el 99% de las personas que ha acompañado tienen heridas transgeneracionales. Pero no se trata de culpar a nuestros padres, sino de entender que hicieron lo mejor que pudieron con lo que sabían. La buena noticia es que podemos cortar ese ciclo hoy mismo.

Este episodio me hizo reflexionar profundamente sobre mi propia historia. ¿Cuántas veces he reaccionado desde esa niña que quería ser vista? ¿O me he saboteado por miedos que ni siquiera son míos? Johanna nos recuerda que sanar no es revivir el dolor, sino liberarnos para crear la vida que merecemos.

Como siempre digo, esto lo hacemos en defensa propia. Porque entender nuestro pasado no es solo sanar... es aprender a vivir libres #EnDefensaPropia