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"En este país no falta guerra, lo que falta es paz", asegura a RFI Camilo Gonzalez Posso, ex jefe negociador del gobierno de izquierda de Colombia con las disidencias de las FARC lal mando de alias “Iván Mordisco”. Afirma que estos grupos criminales usan la franquicia de las extinta guerrilla y ejercen dictaduras locales. "Son muchachos muy jóvenes, sin formación política, dedicados al narcotráfico y la extorsión."No quieren una salida dialogada", dice.
►escuche la entrevista completa haciendo click en el ícono play►
El derribo con dron de un helicóptero de la policía y la explosión de un camión bomba cerca de una base aérea. Dos ataques mortíferos en Colombia en menos de 24 horas pusieron en evidencia el poder armado de las estructuras criminales, entre ellas las disidencias de la guerrilla de las FARC denominadas Estado Mayor Central (EMC) al mando de Néstor Gregorio Vera Fernández ,alias 'Mordisco', que se negaron a firmar el acuerdo de paz en 2016. Estos grupos controlan vastos territorios, someten a la población, cuentan con tecnología y desafían a la Paz Total del gobierno de izquierda presidido por Gustavo Petro.
Leer tambiénColombia: fiscalía acusa de homicidio a dos guerrilleros por ataque con camión bomba
Camilo González Posso fue, hasta julio pasado y por dos años, el jefe negociador del gobierno colombiano con las disidencias de las FARC lideradas por alias ‘Iván Mordisco’ y a las que las investigaciones atribuyen el atentado con un camión cargado de explosivos perpetrado el pasado 21 de agosto, cerca de la Base Aérea Marco Fidel Suarez de la ciudad de Cali. Un ataque terrorista que, según el presidente Petro, está relacionado con la confrontación que la Fuerza Pública sostiene con esta narco-estructura que controla a sangre y fuego a la población y al territorio del Cañón del Micay, que comprende el departamento del Cauca y el sur del vecino Valle.
RFI: ¿Cómo es la situación en esta esquina del suroccidente colombiano?
Camilo González Posso: Esta es una zona donde se ha expandido mucho la coca. Los sembrados de coca en Colombia se concentran en los departamentos de Cauca, Nariño y Putumayo. Ahí está el 60% de toda la producción de cocaína que se exporta de Colombia.
Y, entonces, hay una disputa y un anclaje de estos grupos que se dividen las fronteras del Pacífico. Uno de ellos es el Frente Jaime Martínez, otro el Carlos Patiño, otro el Frente 30. Son denominaciones prestadas en los que tuvieron presencia las FARC antes de su desmovilización. En más de la mitad de los municipios del Cauca y el sur del Valle, la gente está permanentemente sometida al terror, a la extorsión, al reclutamiento de jóvenes y menores y a la vigilancia armada. A las dictaduras locales por parte de estos grupos: controlan vías y hacen sabotaje permanente en un enfrentamiento en ascenso con la fuerza pública. Es en una situación de inseguridad tremenda, la más grave en todo el país junto con la parte del Nordeste y Bajo Cauca antioqueño. Son las dos situaciones más críticas en este momento en Colombia.
RFI: ¿Quiénes integran estas estructuras criminales?
Camilo González Posso: Son muchachos muy jóvenes, muchos menores de 18 años y sin ninguna formación política, pero con una capacidad de conseguir armas, entrenamiento de explosivos, entrenamiento de drones y de llevar a cabo una acción que no es la acción tradicional guerrillera, ni de las FARC en su época, sino que son pequeños comandos de terrorismo.
Lo que estamos viendo en Cali, no solamente en este episodio en la BaseAaérea Marco Fidel Suárez, en pleno corazón de Cali, sino en otras acciones como la de junio de este año cuando colocaron artefactos explosivos en diferentes puestos de policía en barrios de la ciudad. Y también en Jamundí produjeron cerca de 40 heridos. Los muertos en esta ocasión han sido seis ciudadanos y más de 70 heridos.
Ellos se denominaron Bloque Occidental, que es una mesa de coordinación ocasional que tienen diferentes frentes de las disidencias que actúan en el departamento del Cauca, norte de Nariño, por el (mar) Pacífico y en el sur del Valle. El frente llamado Jaime Martínez es el que opera en el norte del Cauca y el sur del Valle. Y dentro de sus dirigentes han estado ocho Olinga, Malibú, Marlon, el Mocho. Todos tienen su alias y, además, cambian con cierta frecuencia porque se pelean entre ellos o hay enfrentamientos donde mueren.
Algunos de ellos tuvieron alguna relación con milicias de las FARC que no se desmovilizaron, pero sobre todo se han reagrupado para darle continuidad a sus negocios: rentas de narcotráfico, negocios con oro, extorsión, utilizando los corredores al mar Pacífico por el puerto de Buenaventura y también hacia el sur, incluso tienen conexiones hacia el Ecuador. Estos grupos tienen una franquicia con el nombre de disidencias de las FARC, pero realmente son nuevas formaciones dedicadas fundamentalmente a los negocios.
RFI: Actividades a las que se negaron a renunciar en las conversaciones que adelantaban con el Gobierno colombiano en el marco de la Paz Total propuesta por el presidente Petro. Esta negativa llevó al Gobierno colombiano a suspender en 2024 la mesa de conversaciones con la disidencia de "Mordisco', denominada Estado Mayor Central (EMC)..
Camilo González Posso: Sí, en marzo del año pasado. Pero ya hace un año y medio que eso estaba roto y sin treguas, ni nada.
RFI: ¿Qué pretendía el Ejecutivo con estas negociaciones?
Camilo González Posso: Ahí se instaló una mesa que hasta marzo del año pasado funcionó con la gente de 'Mordisco', del Occidente y Suroccidente. Tuvo sus vicisitudes, pero hubo un funcionamiento. Se hicieron acuerdos de no agresión a la población civil, de respeto a normas humanitarias, de sustitución de cultivos de uso ilícito, particularmente de la coca. Se buscaba desactivar las dinámicas de violencia y una desestructuración mediante acuerdos con estos grupos.
Además, permitiendo en este proceso la llegada del Estado con inversiones al territorio para darle respuesta a los problemas fundamentales de la población. Con ese esquema se trabajó, pero en marzo del año pasado la gente del Suroccidente y la gente de ‘Mordisco’ decidieron retirarse de la mesa. No están dispuestos a cumplir esa agenda, sobre todo a dejar sus fortines en la zona pacífico, región del Micay y otros territorios. Y, entonces, decidieron salirse e incrementaron su acción contra la población en un plan más de fortalecimiento que cualquier intención de llegar a algún acuerdo de paz o de integración a la vida civil.
Desde entonces, lo que se ha venido desarrollando es una ofensiva militar, la llamaron Operación Perseo, con presencia militar en la zona del Micay. Pero, al mismo tiempo, hay una agudización de los enfrentamientos y un desplazamiento de sus negocios hacia otras regiones; porque la coca ha disminuido en la zona del Micay, pero ha aumentado en el resto del departamento: hacia los municipios de Suárez, de Buenos Aires, del Naya y también hacia Buenaventura (Valle) y hacia el departamento de Nariño.
Tenemos una intensificación de la acción militar, pero no ha estado acompañada a la misma velocidad de la acción social del Estado en respuesta a las necesidades de la población. Al contrario, estos grupos han desarrollado una capacidad de intimidación mucho mayor, tienen mayor presencia y mayor control en algunas áreas. Eso es lo que se llama ‘el efecto cucaracha’: se aplasta un nido, pero se dispersan y se reproducen en otros.
RFI: No falta quien adjudique esta agudización de la violencia justamente a la Paz Total, eje de gobierno del presidente Petro. ¿Qué piensa usted?
Camilo González Posso: Pues es un absurdo, ¿no? La gente que cree que porque se busca la paz se favorece a los grupos delincuenciales. Entre otras cosas, donde hay más reproducción o ampliación de estos grupos armados es allí donde no ha habido diálogo. El caso del Clan del Golfo, por ejemplo, que sí ha habido intentos, pero en general lo que ha habido es ofensiva militar o por lo menos declaratorias de ofensiva militar.
Y lo mismo pasa con estos grupos de ‘Mordisco’ y del Suroccidente. Allí, durante este gobierno, la mayor parte del tiempo lo que ha habido es situación de guerra, de ofensiva militar. En este país, no falta guerra. Lo que falta es paz. La gran dificultad es que estos grupos no aceptan caminos de solución dialogada, sino que quieren es simplemente reproducir sus negocios y fortalecer su control sobre la población.
RFI: Usted era, repito, el jefe negociador de parte del Gobierno con estas disidencias de las FARC. Hace unas semanas renunció a su cargo. ¿Por qué?
Camilo González Posso: Para retomar mis responsabilidades en Indepaz (Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz).
En segundo lugar, yo creo que había un proceso de reorganización por parte del Gobierno y me pareció más prudente colaborar desde afuera y permitir que el énfasis de orientación que se estaba dando, se pusiera en práctica. Pero, fundamentalmente para retomar mis actividades por la paz desde Indepaz.
RFI: ¿Porque en la mesa de negociaciones no se pudo avanzar con estos grupos?
Camilo González Posso: Lo que pasa es que eso llegó a un punto de bloqueo en la mesa. Yo era partidario de que se mantuviera un ejercicio de transformación territorial con la población, con cese al fuego y, de esa manera, ir avanzando en crear las condiciones para acuerdos más de fondo con el grupo armado. Pero ese esquema fue modificado. Entonces, me pareció prudente no ser un obstáculo, sino permitir que eso lo desarrollaran y yo colaborar en lo posible desde afuera.
"En este país no falta guerra, lo que falta es paz", asegura a RFI Camilo Gonzalez Posso, ex jefe negociador del gobierno de izquierda de Colombia con las disidencias de las FARC lal mando de alias “Iván Mordisco”. Afirma que estos grupos criminales usan la franquicia de las extinta guerrilla y ejercen dictaduras locales. "Son muchachos muy jóvenes, sin formación política, dedicados al narcotráfico y la extorsión."No quieren una salida dialogada", dice.
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El derribo con dron de un helicóptero de la policía y la explosión de un camión bomba cerca de una base aérea. Dos ataques mortíferos en Colombia en menos de 24 horas pusieron en evidencia el poder armado de las estructuras criminales, entre ellas las disidencias de la guerrilla de las FARC denominadas Estado Mayor Central (EMC) al mando de Néstor Gregorio Vera Fernández ,alias 'Mordisco', que se negaron a firmar el acuerdo de paz en 2016. Estos grupos controlan vastos territorios, someten a la población, cuentan con tecnología y desafían a la Paz Total del gobierno de izquierda presidido por Gustavo Petro.
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Camilo González Posso fue, hasta julio pasado y por dos años, el jefe negociador del gobierno colombiano con las disidencias de las FARC lideradas por alias ‘Iván Mordisco’ y a las que las investigaciones atribuyen el atentado con un camión cargado de explosivos perpetrado el pasado 21 de agosto, cerca de la Base Aérea Marco Fidel Suarez de la ciudad de Cali. Un ataque terrorista que, según el presidente Petro, está relacionado con la confrontación que la Fuerza Pública sostiene con esta narco-estructura que controla a sangre y fuego a la población y al territorio del Cañón del Micay, que comprende el departamento del Cauca y el sur del vecino Valle.
RFI: ¿Cómo es la situación en esta esquina del suroccidente colombiano?
Camilo González Posso: Esta es una zona donde se ha expandido mucho la coca. Los sembrados de coca en Colombia se concentran en los departamentos de Cauca, Nariño y Putumayo. Ahí está el 60% de toda la producción de cocaína que se exporta de Colombia.
Y, entonces, hay una disputa y un anclaje de estos grupos que se dividen las fronteras del Pacífico. Uno de ellos es el Frente Jaime Martínez, otro el Carlos Patiño, otro el Frente 30. Son denominaciones prestadas en los que tuvieron presencia las FARC antes de su desmovilización. En más de la mitad de los municipios del Cauca y el sur del Valle, la gente está permanentemente sometida al terror, a la extorsión, al reclutamiento de jóvenes y menores y a la vigilancia armada. A las dictaduras locales por parte de estos grupos: controlan vías y hacen sabotaje permanente en un enfrentamiento en ascenso con la fuerza pública. Es en una situación de inseguridad tremenda, la más grave en todo el país junto con la parte del Nordeste y Bajo Cauca antioqueño. Son las dos situaciones más críticas en este momento en Colombia.
RFI: ¿Quiénes integran estas estructuras criminales?
Camilo González Posso: Son muchachos muy jóvenes, muchos menores de 18 años y sin ninguna formación política, pero con una capacidad de conseguir armas, entrenamiento de explosivos, entrenamiento de drones y de llevar a cabo una acción que no es la acción tradicional guerrillera, ni de las FARC en su época, sino que son pequeños comandos de terrorismo.
Lo que estamos viendo en Cali, no solamente en este episodio en la BaseAaérea Marco Fidel Suárez, en pleno corazón de Cali, sino en otras acciones como la de junio de este año cuando colocaron artefactos explosivos en diferentes puestos de policía en barrios de la ciudad. Y también en Jamundí produjeron cerca de 40 heridos. Los muertos en esta ocasión han sido seis ciudadanos y más de 70 heridos.
Ellos se denominaron Bloque Occidental, que es una mesa de coordinación ocasional que tienen diferentes frentes de las disidencias que actúan en el departamento del Cauca, norte de Nariño, por el (mar) Pacífico y en el sur del Valle. El frente llamado Jaime Martínez es el que opera en el norte del Cauca y el sur del Valle. Y dentro de sus dirigentes han estado ocho Olinga, Malibú, Marlon, el Mocho. Todos tienen su alias y, además, cambian con cierta frecuencia porque se pelean entre ellos o hay enfrentamientos donde mueren.
Algunos de ellos tuvieron alguna relación con milicias de las FARC que no se desmovilizaron, pero sobre todo se han reagrupado para darle continuidad a sus negocios: rentas de narcotráfico, negocios con oro, extorsión, utilizando los corredores al mar Pacífico por el puerto de Buenaventura y también hacia el sur, incluso tienen conexiones hacia el Ecuador. Estos grupos tienen una franquicia con el nombre de disidencias de las FARC, pero realmente son nuevas formaciones dedicadas fundamentalmente a los negocios.
RFI: Actividades a las que se negaron a renunciar en las conversaciones que adelantaban con el Gobierno colombiano en el marco de la Paz Total propuesta por el presidente Petro. Esta negativa llevó al Gobierno colombiano a suspender en 2024 la mesa de conversaciones con la disidencia de "Mordisco', denominada Estado Mayor Central (EMC)..
Camilo González Posso: Sí, en marzo del año pasado. Pero ya hace un año y medio que eso estaba roto y sin treguas, ni nada.
RFI: ¿Qué pretendía el Ejecutivo con estas negociaciones?
Camilo González Posso: Ahí se instaló una mesa que hasta marzo del año pasado funcionó con la gente de 'Mordisco', del Occidente y Suroccidente. Tuvo sus vicisitudes, pero hubo un funcionamiento. Se hicieron acuerdos de no agresión a la población civil, de respeto a normas humanitarias, de sustitución de cultivos de uso ilícito, particularmente de la coca. Se buscaba desactivar las dinámicas de violencia y una desestructuración mediante acuerdos con estos grupos.
Además, permitiendo en este proceso la llegada del Estado con inversiones al territorio para darle respuesta a los problemas fundamentales de la población. Con ese esquema se trabajó, pero en marzo del año pasado la gente del Suroccidente y la gente de ‘Mordisco’ decidieron retirarse de la mesa. No están dispuestos a cumplir esa agenda, sobre todo a dejar sus fortines en la zona pacífico, región del Micay y otros territorios. Y, entonces, decidieron salirse e incrementaron su acción contra la población en un plan más de fortalecimiento que cualquier intención de llegar a algún acuerdo de paz o de integración a la vida civil.
Desde entonces, lo que se ha venido desarrollando es una ofensiva militar, la llamaron Operación Perseo, con presencia militar en la zona del Micay. Pero, al mismo tiempo, hay una agudización de los enfrentamientos y un desplazamiento de sus negocios hacia otras regiones; porque la coca ha disminuido en la zona del Micay, pero ha aumentado en el resto del departamento: hacia los municipios de Suárez, de Buenos Aires, del Naya y también hacia Buenaventura (Valle) y hacia el departamento de Nariño.
Tenemos una intensificación de la acción militar, pero no ha estado acompañada a la misma velocidad de la acción social del Estado en respuesta a las necesidades de la población. Al contrario, estos grupos han desarrollado una capacidad de intimidación mucho mayor, tienen mayor presencia y mayor control en algunas áreas. Eso es lo que se llama ‘el efecto cucaracha’: se aplasta un nido, pero se dispersan y se reproducen en otros.
RFI: No falta quien adjudique esta agudización de la violencia justamente a la Paz Total, eje de gobierno del presidente Petro. ¿Qué piensa usted?
Camilo González Posso: Pues es un absurdo, ¿no? La gente que cree que porque se busca la paz se favorece a los grupos delincuenciales. Entre otras cosas, donde hay más reproducción o ampliación de estos grupos armados es allí donde no ha habido diálogo. El caso del Clan del Golfo, por ejemplo, que sí ha habido intentos, pero en general lo que ha habido es ofensiva militar o por lo menos declaratorias de ofensiva militar.
Y lo mismo pasa con estos grupos de ‘Mordisco’ y del Suroccidente. Allí, durante este gobierno, la mayor parte del tiempo lo que ha habido es situación de guerra, de ofensiva militar. En este país, no falta guerra. Lo que falta es paz. La gran dificultad es que estos grupos no aceptan caminos de solución dialogada, sino que quieren es simplemente reproducir sus negocios y fortalecer su control sobre la población.
RFI: Usted era, repito, el jefe negociador de parte del Gobierno con estas disidencias de las FARC. Hace unas semanas renunció a su cargo. ¿Por qué?
Camilo González Posso: Para retomar mis responsabilidades en Indepaz (Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz).
En segundo lugar, yo creo que había un proceso de reorganización por parte del Gobierno y me pareció más prudente colaborar desde afuera y permitir que el énfasis de orientación que se estaba dando, se pusiera en práctica. Pero, fundamentalmente para retomar mis actividades por la paz desde Indepaz.
RFI: ¿Porque en la mesa de negociaciones no se pudo avanzar con estos grupos?
Camilo González Posso: Lo que pasa es que eso llegó a un punto de bloqueo en la mesa. Yo era partidario de que se mantuviera un ejercicio de transformación territorial con la población, con cese al fuego y, de esa manera, ir avanzando en crear las condiciones para acuerdos más de fondo con el grupo armado. Pero ese esquema fue modificado. Entonces, me pareció prudente no ser un obstáculo, sino permitir que eso lo desarrollaran y yo colaborar en lo posible desde afuera.
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