Bashar al Asad fue derrocado como presidente de Siria gracias a un alzamiento de varias facciones rebeldes de orígenes muy diferentes, incluyendo fuerzas pro-turcas y pro-kurdas que están enfrentadas entre sí. Los nuevos líderes del país han propuesto que todos los grupos se intengren en el Ejército para pasar a estar bajo control de las autoridades. En esta edición de Enfoque Internacional exploramos si esa opción es viable.
La caída de Bashar al Asad en Siria fue posible gracias a una operación relámpago de varias facciones rebeldes de origen muy diferente.
Entre ellas, destacan tres: La principal, la fuerza islamista Hayat Tahrir al-Sham, desligada hace casi 10 años de Al Qaeda; el Ejército Nacional de Siria, una milicia vinculada a Turquía que no se debe confundir con el Ejército oficial sirio, y las Fuerzas Democráticas de Siria, un grupo de rebeldes kurdos apoyado por Estados Unidos.
Para evitar que estas milicias actúen por libre o se enfrenten entre ellas, especialmente los grupos pro-turcos y pro-kurdos, el líder sirio Abu Mohamed al-Jolani ha propuesto disolverlos y que sean absorbidos por el ejército regular. ¿Es posible pese a sus diferencias?
En RFI hemos preguntado a Naomí Ramirez, Doctora en Estudios Árabes e Islámicos: "Se está abriendo una oportunidad ingente en un país que no ha tenido la posibilidad de edificarse a sí mismo, porque era una especie de propiedad del régimen. Esta oportunidad que se abre ahora permite que sí que haya organizaciones".
Noemí destaca los puntos que unen a estos rebeldes, más allá de sus diferencias: "Estas facciones se han unido por un objetivo claro, que era acabar con este régimen y acabar con toda esta situación que llevábamos, permitir que refugiados puedan volver, abrir esas cárceles y que muchísimos presos políticos pudieran salir y reunirse con sus familias... A mí me parece que es un momento de esperanza en el que, efectivamente, yo creo que sí, que se pueden integrar de alguna manera dentro del ministerio de Defensa".
Además, la doctora en Estudios Árabes e Islámicos resalta que muchos de sus miembros han tomado las armas por las circunstancias, no como modo de vida: "Tengamos en cuenta que muchos de ellos no van a querer seguir combatiendo. Su objetivo era echar al régimen y luego seguir con su vida. No quieren ser combatientes. Alguno a lo mejor quiere ser soldado profesional, pero no es la tónica general. Eso también hay que tenerlo en cuenta y por ello yo no veo imposible esa unificación".
Sin embargo, la tensión es palpable. Grupos kurdos, respaldados por Washington, han denunciado que Turquía prepara incursión contra ellos con tropas regulares y sus rebeldes afines en la zona fronteriza.
Naomí Ramirez lo descarta de momento: "En cuanto al tema de atacar a los kurdos, se me hace un poco difícil que eso fuese a pasar. Primero, porque ya se ha hablado de la voluntad de que haya diálogo, y, sobre todo, porque las fuerzas kurdas están respaldadas también por Estados Unidos, que se apoyó en ellos para echar al Dáesh".
Sin embargo, no para nuestra invitada no solo se trata del respaldo de Washington: "No les interesa atacarles, porque una cosa que quiere Turquía, que lo ha estado demostrando durante todo este tiempo, es quitarse de encima, con perdón por la expresión, a todos los refugiados sirios que tiene".
"Si generas un conflicto, eso no lo vas a conseguir. Lo último que quiere ahora mismo Ankara, desde mi punto de vista, es generar un conflicto que le genere otra crisis humanitaria en la frontera", concluye. Naomí Ramirez, doctora en Estudios Árabes e Islámicos.