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Después de 46 años, el Paris FC volvió a jugar un partido de la Ligue 1 en casa. En una ciudad acostumbrada a mirar todo a través del Paris Saint-Germain -actual campeón de Europa-, la presencia de otro club en la élite abre un nuevo capítulo deportivo y cultural.
Un informe de Isaac Vargas
El debut en casa fue contra el Metz, en el estadio Jean Bouin: un recinto que está al otro lado de la calle del Parque de los Príncipes, el estadio del PSG. Una proximidad que simboliza lo que muchos aficionados esperan: que París tenga por fin un clásico local como en Madrid o Manchester.
“Ahora somos dos clubes y no sólo uno, como en varias grandes ciudades del mundo. Tengo ganas de ver esos partidos PSG–Paris FC, va a ser divertido”, comenta Eva, aficionada del PSG que estuvo presente en el debut.
El contraste con el PSG no es sólo deportivo, también identitario. Si bien algunos hinchas siguen apoyando a ambos equipos, el ascenso del Paris FC da la sensación de justicia futbolera para la capital.
“Dije que me iba a hacer abonado para estar con ellos, animarlos y que haya más ambiente. Hoy hemos conseguido los primeros puntos en 46 años. Francamente, estoy muy contento con el Paris FC”, dice Osama, seguidor del club desde hace cuatro años.
De la sombra a la élite
El regreso a la primera división no llegó de la nada: detrás están nuevos dueños y una inversión fresca que busca consolidar al Paris FC como un club competitivo. En 2023, el club fue adquirido en parte por la familia Arnault, dueña del conglomerado de lujo LVMH. Su entrada garantizó inversión para reforzar la plantilla y modernizar la gestión para un proyecto deportivo que es a largo plazo.
Con cánticos que resuenan casi iguales a los del PSG y con el estadio frente a la casa de su rival, la capital parisina ya no es territorio exclusivo de un sólo club. París ahora tiene dos colores en la Ligue 1.
By RFI EspañolDespués de 46 años, el Paris FC volvió a jugar un partido de la Ligue 1 en casa. En una ciudad acostumbrada a mirar todo a través del Paris Saint-Germain -actual campeón de Europa-, la presencia de otro club en la élite abre un nuevo capítulo deportivo y cultural.
Un informe de Isaac Vargas
El debut en casa fue contra el Metz, en el estadio Jean Bouin: un recinto que está al otro lado de la calle del Parque de los Príncipes, el estadio del PSG. Una proximidad que simboliza lo que muchos aficionados esperan: que París tenga por fin un clásico local como en Madrid o Manchester.
“Ahora somos dos clubes y no sólo uno, como en varias grandes ciudades del mundo. Tengo ganas de ver esos partidos PSG–Paris FC, va a ser divertido”, comenta Eva, aficionada del PSG que estuvo presente en el debut.
El contraste con el PSG no es sólo deportivo, también identitario. Si bien algunos hinchas siguen apoyando a ambos equipos, el ascenso del Paris FC da la sensación de justicia futbolera para la capital.
“Dije que me iba a hacer abonado para estar con ellos, animarlos y que haya más ambiente. Hoy hemos conseguido los primeros puntos en 46 años. Francamente, estoy muy contento con el Paris FC”, dice Osama, seguidor del club desde hace cuatro años.
De la sombra a la élite
El regreso a la primera división no llegó de la nada: detrás están nuevos dueños y una inversión fresca que busca consolidar al Paris FC como un club competitivo. En 2023, el club fue adquirido en parte por la familia Arnault, dueña del conglomerado de lujo LVMH. Su entrada garantizó inversión para reforzar la plantilla y modernizar la gestión para un proyecto deportivo que es a largo plazo.
Con cánticos que resuenan casi iguales a los del PSG y con el estadio frente a la casa de su rival, la capital parisina ya no es territorio exclusivo de un sólo club. París ahora tiene dos colores en la Ligue 1.

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