Chile fue el país invitado de honor de SoBD, el Salón de la historieta de la capital francesa. También iremos al Louvre, museo que aumentará el precio de su entrada para los extranjeros en 2026, y a escucharemos al fotoperiodista Salwan Georges, uno de los primeros que documentó la caída de Bachar Al Asad, hace un año en Siria.

El mundo de la historieta sigue sacudido en Francia tras la anulación del festival más importante del mundo para ese sector, el Festival de Angulema, que debía realizarse en enero próximo. Pero aquí en París si tuvo lugar el Salón de la historieta, llamado SoBD, evento que tuvo a Chile como país invitado de honor.

El stand que recibió al público del salón fue justamente el de la historieta chilena, con obras de numerosos artistas y con un mensaje contundente: Chile es un país de cómic, con una tradición y diversidad de temáticas y puntos de vista.

“La historieta chilena está en un gran momento de internacionalización de sus autores. Hay bastante diversidad; por una parte, hay una mirada histórica a la memoria de nuestro país, desde Salvador Allende, pasando por la dictadura, que son temas que han marcado en nuestro país. Pero también hay historietas que reflexionan sobre la vida propia de cada persona, autobiográfica, sobre todo realizada por autoras, por mujeres, que están dando también un trabajo muy interesante en la historieta chilena y que está teniendo muy buenos resultados”, explicó a RFI el especialista chileno Claudio Aguilera.

La delegación chilena en el salón de la historieta estuvo conformada por nueve artistas, entre ellos Rodrigo Elgueta, editor y autor de dos obras políticas publicadas en francés, “Los años Allende” y “Nosotros los Selknam”, en un estilo que él denomina historieta documental.

“Mi gusto por la historieta siempre estuvo reforzado por el gusto por el cine. Los lenguajes son muy similares. Pero yo cuento las historias con lápiz y papel. Siempre sentí la responsabilidad de usar la habilidad que tengo para dar voz a los que no la tienen y tender un puente entre lo que yo recopilo como información y mis lectores”, añadió Elgueta.

El Salón de la historieta SoBD de París tuvo lugar del 5 al 7 de diciembre en el corazón de la capital francesa.

El Louvre será más caro

El Museo del Louvre anunció hace unos días el alza del precio de su entrada para el público no europeo a partir de enero de 2026. Un aumento del 45%, lo que hará que la entrada pase de 22 a 32 euros. La medida afectará mayoritariamente a los estadounidenses, primer contingente de visitantes extranjeros en el Louvre, pero también a chinos, rusos y por supuesto a los turistas venidos de América Latina.

“Me parece una estafa. Un museo es algo que se tiene que ver, y aumentarle el precio es muy injusto. No se lo deberían aplicar a nadie”, opinó Valeria quien vino con su familia desde Chicago.

El aumento del precio de la entrada al Louvre permitirá financiar la modernización del sistema de seguridad, obsoleto como se evidencio con el hurto de la joyas de la corona en octubre pasado. Pero algunos consideran injusto que sean los turistas extranjeros quienes paguen los platos rotos.

“Se me hace algo excesivo porque nosotros los turistas ahorramos bastante para poder venir y conocer este tipo de sitios”, expresó Diana, una turista mexicana. “Es entendible. En algunas partes de México hacen lo mismo. Supongo que valdrá la pena”, agregó Itzel, otra mexicana de visita en el Louvre.

Con este aumento para los extranjeros el Louvre abandonará su política de tarifa universal para aplicar una tarifa diferenciada por primera vez en su historia.

A un año de la caída de Asad

El lunes pasado se celebró el primer año de la caída de Bachar Al Asad, el dictador sirio que huyo a Moscú. Un acontecimiento que documentó para el Washington Post el fotoperiodista estadounidense de origen iraquí, Salwan Georges.

Georges presentó en el festival Visa pour l'image una serie fotográfica titulada “La caída de Asad” en la que cuenta cómo el relato fotográfico en siria cambio, entre jubilo y amargura.

“Es un país que conozco. Viví allí cuando era niño. Mi familia inmigró de Irak. Tuve la oportunidad de ver la liberación del país desde el norte. Fui uno de los primeros periodistas extranjeros en entrar en Siria y seguí prácticamente toda la ruta, desde Alepo hasta Damasco. Eso me permitió ver destrucción del régimen de Assad. Su foto estaba por todas partes: en escuelas, hospitales, en cada carretera, en cada esquina. Cuando el país fue liberado, hubo alegría, pero también rabia. La gente comenzó a destrozar todas las fotos de Assad, querían que desapareciera de sus vidas.”, declaró ante los micrófonos de RFI.