La ciudad canadiense de Montreal celebró la 39.ª edición del festival "Nuits d’Afrique" (Noches de África) con una programación musical africana tan ecléctica como electrizante.
Entre las invitadas al festival "Nuits d'Afrique" se destacaron Mo’ Kalamity, artista de Cabo Verde, quien trajo en sus maletas el reggae como una reivindicación, y el sexteto femenino Las Karamba, que defendió los colores de América Latina en la ciudad canadiense.
Mo' Kalamity es francesa y caboverdiana. Canta los valores de la paz, el amor y la igualdad. Su nombre es una contracción entre su verdadero nombre, Monica, y Calamity Jane, la figura legendaria del Lejano Oeste de Estados Unidos. La artista explicó a RFI que se identifica con esa mujer porque “si bien lleva una pistola y siempre dice lo que piensa, lo hace con una flor en la boca. Espero ser una buena calamidad para la humanidad”.
En su disco Shine, Mo’ Kalamity habla de brillar desde su interior hacia afuera para poder enfrentar las dificultades de la vida, como el hecho de ser mujer en una industria controlada por hombres.
Así como Mo’ Kalamity se inspira en una gran mujer, Cesária Évora de Cabo Verde, Las Karambas le rinden homenaje otra gran voz: la de Celia Cruz de Cuba.
Las seis integrantes de Las Karamba vienen de Venezuela, Cuba, Argentina y España. Presentaron las canciones de su nuevo álbum Te lo digo cantando al público de Montreal. Carrusel de las Artes entrevistó a Ahyvin Bruno, vocalista y percusionista, y a Natasha Arizu, tecladista, quienes pisaron por primera vez este mes de julio de 2025 el gran escenario del Festival Nuits d’Afrique. Para ellas, el hecho de ser mujeres y tocar música latina afrodescendiente es una forma de militancia y un verdadero orgullo.
Guinea, la clave del festival
Guinea y Montreal viven una historia de amor desde que se consolidó una comunidad cultural fuerte de guineanos residentes en la ciudad.
Todo comenzó en el bar Le Balattou, ubicado en el bulevar Saint-Laurent, donde la comunidad guineana se reúne desde hace más de 40 años. Ese lugar de encuentro e intercambio se convirtió en una institución cultural, y de allí nació el proyecto de crear un festival africano. El creador del festival, Lamine Touré, desempeña un rol clave en la transmisión de las culturas afrodescendientes.
Ginola Lele, guineano de la nueva generación de migrantes, creó una asociación llamada Benkadi y nos habló de la importancia de seguir compartiendo su cultura en Canadá, el país que lo acogió. Explicó que “hay cuatro regiones distintas en Guinea: la Baja Guinea, la Media Guinea, la Alta Guinea y la Guinea Forestal. Cada región tiene su propia cultura. Hay músicas y bailes diferentes, pero una vez que vives aquí en Montreal, solo hay una Guinea que nos reúne. ¡Una y nada más!”
La artista Manamba Kanté vino a Montreal desde Conakri para participar en el Festival Nuits d’Afrique, donde sus fans la recibieron con los brazos abiertos. Contó al micrófono de RFI que su título de griot, que heredó de su padre, el cantautor Mory Kanté, es crucial en su país. Con ello, Manamba Kanté heredó la responsabilidad de preservar la historia, la tradición y la cultura, y de transmitirlas. Ella lo hace a través de su música y de su último disco, Mousso.
Femi Kuti, el príncipe del afrobeat
Femi Kuti fue, sin duda, el invitado de honor del festival. Junto a su grupo The Positive Force, trajo vibraciones desde Nigeria y la herencia del afrobeat, género inventado por su padre, Fela Kuti.
Seis veces nominado a los Grammy Awards por sus obras que mezclan afrobeat, funk y jazz con ritmos tradicionales yorubas, Femi Kuti nos habló de su relación con la música y de cómo su instrumento le “salvó la vida”.
Explicó a Carrusel de las Artes: “Cuando yo era joven y muy enojado, pensaba que había que pelear por África. Había viajado a Estados Unidos y a Europa, donde vi cómo los europeos se organizaban. Cuando regresé a casa, todo parecía un caos. Todo eso me dio rabia. Me enojé por la corrupción de todos los gobiernos que se sucedieron. Yo sabía que no podía usar un arma, no iba a matar a nadie. Entonces, la trompeta fue mi salvación. Era como una metralleta”.
Su instrumento y el trabajo que hizo para dominarlo transformaron su ira en algo más productivo: la música como medio de denuncia. Es lo que ha hecho durante toda su carrera y lo que sigue haciendo en su último disco, Journey Through Life, así como en el concierto memorable que ofreció en Nuits d’Afrique 2025.