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Entrevistamos a Félix Arteaga, investigador en seguridad y defensa del Real Instituto Elcano en Madrid, tras los anuncios de la nueva administración estadounidense sobre su iniciativa de paz para Ucrania. Esto ocurre después de la conversación telefónica entre Trump y Putin, un diálogo que ha dejado atónitos a ucranianos y europeos, excluidos del proceso.
El jefe del Pentágono, Pete Hegseth, negó que EE.UU. haya traicionado a Ucrania y Europa tras el contacto directo de una hora y media entre Trump y Putin sobre el fin de la guerra. Pero en Europa se siente exactamente eso: una traición por parte de un país que ha sido su garante de seguridad desde la Segunda Guerra Mundial. Kiev deberá ceder territorio y renunciar a la adhesión a la OTAN.
El punto más preocupante de la iniciativa de Trump es que los europeos, y especialmente Ucrania, estarán fuera de la mesa de negociación. Para Félix Arteaga, esto responde a un problema estructural europeo.
El hándicap de los europeos"La Unión Europea no es un país ni una única nación. No tiene un sistema ni una política exterior común. Eso la coloca en desventaja frente a EE.UU., China y Rusia e impide que sea un actor estratégico real. La presidenta de la Comisión y el presidente del Consejo Europeo pueden hacer declaraciones, pero, en el fondo, la política depende de lo que decidan los Estados miembros. Esta fragmentación del poder dificulta que Europa hable con el lenguaje del poder, lo que en el actual escenario geopolítico es una desventaja grave", explica.
El otro problema para Europa es que Trump se está comportando como líder de un imperio. O, al menos, esta idea gana cada vez más terreno.
Trump saca de su aislamiento a Putin"Este concepto de imperio describe el estilo de esta administración o, mejor dicho, de este presidente. Trump actúa como el líder de una gran potencia que prescinde de las vías multilaterales y de acuerdos con terceros países. Su enfoque es abiertamente imperialista o neoimperialista, sin preocuparse por las formas. De ahí viene esta nueva denominación de imperio", sostiene Félix Arteaga.
La llamada entre Trump y Putin confirma un escenario que, según Arteaga, ya se esperaba.
"Desde la campaña electoral se intuía que Trump apostaría por una relación bilateral con Putin, con quien tiene cierta afinidad. Ya lo hizo en su primer mandato. Ahora lo ha consumado: ha tratado directamente con alguien que la comunidad internacional había aislado del G7 y de las decisiones occidentales. Con esta conversación, Trump reconoce a Putin como un interlocutor clave no solo para Ucrania, sino, probablemente, para otras cuestiones discutidas en privado".
Entrevistamos a Félix Arteaga, investigador en seguridad y defensa del Real Instituto Elcano en Madrid, tras los anuncios de la nueva administración estadounidense sobre su iniciativa de paz para Ucrania. Esto ocurre después de la conversación telefónica entre Trump y Putin, un diálogo que ha dejado atónitos a ucranianos y europeos, excluidos del proceso.
El jefe del Pentágono, Pete Hegseth, negó que EE.UU. haya traicionado a Ucrania y Europa tras el contacto directo de una hora y media entre Trump y Putin sobre el fin de la guerra. Pero en Europa se siente exactamente eso: una traición por parte de un país que ha sido su garante de seguridad desde la Segunda Guerra Mundial. Kiev deberá ceder territorio y renunciar a la adhesión a la OTAN.
El punto más preocupante de la iniciativa de Trump es que los europeos, y especialmente Ucrania, estarán fuera de la mesa de negociación. Para Félix Arteaga, esto responde a un problema estructural europeo.
El hándicap de los europeos"La Unión Europea no es un país ni una única nación. No tiene un sistema ni una política exterior común. Eso la coloca en desventaja frente a EE.UU., China y Rusia e impide que sea un actor estratégico real. La presidenta de la Comisión y el presidente del Consejo Europeo pueden hacer declaraciones, pero, en el fondo, la política depende de lo que decidan los Estados miembros. Esta fragmentación del poder dificulta que Europa hable con el lenguaje del poder, lo que en el actual escenario geopolítico es una desventaja grave", explica.
El otro problema para Europa es que Trump se está comportando como líder de un imperio. O, al menos, esta idea gana cada vez más terreno.
Trump saca de su aislamiento a Putin"Este concepto de imperio describe el estilo de esta administración o, mejor dicho, de este presidente. Trump actúa como el líder de una gran potencia que prescinde de las vías multilaterales y de acuerdos con terceros países. Su enfoque es abiertamente imperialista o neoimperialista, sin preocuparse por las formas. De ahí viene esta nueva denominación de imperio", sostiene Félix Arteaga.
La llamada entre Trump y Putin confirma un escenario que, según Arteaga, ya se esperaba.
"Desde la campaña electoral se intuía que Trump apostaría por una relación bilateral con Putin, con quien tiene cierta afinidad. Ya lo hizo en su primer mandato. Ahora lo ha consumado: ha tratado directamente con alguien que la comunidad internacional había aislado del G7 y de las decisiones occidentales. Con esta conversación, Trump reconoce a Putin como un interlocutor clave no solo para Ucrania, sino, probablemente, para otras cuestiones discutidas en privado".
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