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Mientras la comunidad internacional tarda en regular la minería en aguas profundas, crece el apetito de los industriales por las inmensas reservas oceánicas minerales claves para la transición energética. La empresa TMC anunció que solicitará una licencia de explotación a Estados Unidos, fuera del marco multileral.
Los fondos de los océanos atesoran oro, plata y minerales raros como níquel, cobalto y telurio, indispensables para responder al boom de la electrificación del transporte. Pero de momento, la minería submarina en aguas internacionales está prohibida.
Y aunque algunas empresas y estados como Nauru, una nación insular del Pacífico- piden que la comunidad internacional legalice y regule esta actividad a través de un código minero, los peligros para la fauna Mmarina son múltiples, según alertas de ambientalistas y científicos.
La minería en aguas profundas “podría tener impactos severos para especies marinas migratorias como los atunes. Y en profundidades de 4000 o 5000 metros, esta actividad podría poner en peligro especies que todavía no han sido descubiertas”, advierte Matt Gianni, cofundador de la Coalición Internacional para la Conservación de las Aguas Profundas.
Las ONG ambientales estiman que el ruido de la maquinaria pesada que se desplegaría en los fondos oceánicos para extraer material rocoso o nódulos polimetálicos generaría ruido y desechos que perturbarían los ecosistemas.
En un informe publicado en marzo de 2025, científicos del Centro Oceanográfico Nacional británico (NOC) estudiaron, por ejemplo, una zona del Pacífico donde se realizaron pruebas de minería submarina hace 44 años y constataron que la fauna aún no se había recuperado por completo.
¿Entonces se puede o no extraer minerales de los océanos y si sí, en qué condiciones? Es precisamente lo que se está negociando desde hace casi una década bajo la égida de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (AIFM), sin que los delegados de 169 países hayan logrado ponerse de acuerdo hasta la fecha.
La última sesión de diálogos, que concluyó el 28 de marzo tampoco logró ningún avance. “Muchos países están viendo que no es posible extraer minerales en aguas profundas, por lo menos ahora con el poco entendimiento que tenemos del mar profundo y cómo evitar hacer daño ahí”, estima Matt Gianni, quien asistió a la sesión de negociaciones en Kingston, Jamaica.
Los temas que dividen la comunidad internacional
El reparto de los beneficios en caso de extracción minera en aguas internacional, la responsabilidad en caso de contaminación y la protección de zonas marinas de gran importancia cultural son algos de los temas que aún no han generado consenso entre los delegados.
“Según la ley de mar hay que autorizar la minería solamente para el beneficio de toda la humanidad, no solamente para una compañía o un país, entonces la negociación es compleja”, observa el activista.
Sin embargo, coincidiendo con el último día de la sesión de debates multilaterales, la empresa canadiense The Metals Company (TMC, pionera en el desarrollo de las técnicas de minería submarina) anunció su intención de solicitar directamente una licencia de explotación ante Estados Unidos, país que no es miembro de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos, y que solo participa en las reuniones como observador.
“Esta empresa TMC está haciendo lobby (presionando) ante el gobierno norteamericano para conseguir una licencia fuera de la ley internacional, de manera unilateral, con Estados Unidos, para realizar minería en aguas internacionales”, lamenta Matt Gianni.
En cambio, varios países de latinoamericanos, africanos y europeos piden una moratoria para impedir la minería en aguas profundas. Noruega, que planeaba otorgar en 2025 permisos de exploración para empresas que buscan extraer minerales en sus aguas territoriales, dio finalmente marcha atras en diciembre pasado.
Mientras la comunidad internacional tarda en regular la minería en aguas profundas, crece el apetito de los industriales por las inmensas reservas oceánicas minerales claves para la transición energética. La empresa TMC anunció que solicitará una licencia de explotación a Estados Unidos, fuera del marco multileral.
Los fondos de los océanos atesoran oro, plata y minerales raros como níquel, cobalto y telurio, indispensables para responder al boom de la electrificación del transporte. Pero de momento, la minería submarina en aguas internacionales está prohibida.
Y aunque algunas empresas y estados como Nauru, una nación insular del Pacífico- piden que la comunidad internacional legalice y regule esta actividad a través de un código minero, los peligros para la fauna Mmarina son múltiples, según alertas de ambientalistas y científicos.
La minería en aguas profundas “podría tener impactos severos para especies marinas migratorias como los atunes. Y en profundidades de 4000 o 5000 metros, esta actividad podría poner en peligro especies que todavía no han sido descubiertas”, advierte Matt Gianni, cofundador de la Coalición Internacional para la Conservación de las Aguas Profundas.
Las ONG ambientales estiman que el ruido de la maquinaria pesada que se desplegaría en los fondos oceánicos para extraer material rocoso o nódulos polimetálicos generaría ruido y desechos que perturbarían los ecosistemas.
En un informe publicado en marzo de 2025, científicos del Centro Oceanográfico Nacional británico (NOC) estudiaron, por ejemplo, una zona del Pacífico donde se realizaron pruebas de minería submarina hace 44 años y constataron que la fauna aún no se había recuperado por completo.
¿Entonces se puede o no extraer minerales de los océanos y si sí, en qué condiciones? Es precisamente lo que se está negociando desde hace casi una década bajo la égida de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (AIFM), sin que los delegados de 169 países hayan logrado ponerse de acuerdo hasta la fecha.
La última sesión de diálogos, que concluyó el 28 de marzo tampoco logró ningún avance. “Muchos países están viendo que no es posible extraer minerales en aguas profundas, por lo menos ahora con el poco entendimiento que tenemos del mar profundo y cómo evitar hacer daño ahí”, estima Matt Gianni, quien asistió a la sesión de negociaciones en Kingston, Jamaica.
Los temas que dividen la comunidad internacional
El reparto de los beneficios en caso de extracción minera en aguas internacional, la responsabilidad en caso de contaminación y la protección de zonas marinas de gran importancia cultural son algos de los temas que aún no han generado consenso entre los delegados.
“Según la ley de mar hay que autorizar la minería solamente para el beneficio de toda la humanidad, no solamente para una compañía o un país, entonces la negociación es compleja”, observa el activista.
Sin embargo, coincidiendo con el último día de la sesión de debates multilaterales, la empresa canadiense The Metals Company (TMC, pionera en el desarrollo de las técnicas de minería submarina) anunció su intención de solicitar directamente una licencia de explotación ante Estados Unidos, país que no es miembro de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos, y que solo participa en las reuniones como observador.
“Esta empresa TMC está haciendo lobby (presionando) ante el gobierno norteamericano para conseguir una licencia fuera de la ley internacional, de manera unilateral, con Estados Unidos, para realizar minería en aguas internacionales”, lamenta Matt Gianni.
En cambio, varios países de latinoamericanos, africanos y europeos piden una moratoria para impedir la minería en aguas profundas. Noruega, que planeaba otorgar en 2025 permisos de exploración para empresas que buscan extraer minerales en sus aguas territoriales, dio finalmente marcha atras en diciembre pasado.
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