Se acerca el verano boreal y millones de habitantes del hemisferio norte adelantan los relojes entre marzo y abril. En Chile, en el hemisferio sur se retoma el horario de invierno. Pero sólo un tercio de los países en el mundo continúa con esta práctica, una medida que si bien tiene como objetivo ahorrar energía, esto cada vez es más cuestionado. El cambio de hora, sobre todo al horario de verano, puede provocar ansiedad, irritabilidad e incluso insomnio.

Por Ivonne Sánchez

Sólo un tercio de los países en el mundo cambia el horario en la época de mayor luz, siendo en Europa donde se practica más esta medida.

Países de gran extensión como China o India no lo hacen. Rusia eliminó el horario de verano en 2011 y Turquía, en el 2016. En África, sólo Egipto cambia la hora.

En América Latina la mayor parte de los países no lleva a cabo esta práctica, y de los pocos que continúan a aplicar el cambio de horario se pueden citar a Chile, Paraguay y Cuba.

México abandonó esta práctica en el 2023, después de votar una propuesta de Ley al considerar que “suprimir el horario de verano representa la protección del derecho a la salud”.

Y es que el cambio de horario, sobre todo a la hora de verano (donde se pierde una hora de sueño) puede provocar ansiedad, irritabilidad e incluso insomnio, así como afectar el ritmo circadiano de las personas. 

Para el psicólogo y antropólogo chileno Sergio González, es sobre todo la resistencia de las personas a los cambios lo que hace difícil adoptar esta medida, aunque por lo general, señala, son suficientes tres semanas para adaptarse:

Entrevistado: Sergio González, psicólogo y antropólogo, doctor en psicología y profesor de la Universidad de Santiago de Chile.

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